Presentación:

 

Estas consideraciones se presentan como continuidad del artículo: Construcción de facultad: la estructura en función del conocimiento y la ruptura de territorialidades hacia la inter y la transdisciplinariedaddel mismo autor, en consonancia con el estatuto general de la Universidad, en el marco de la investigación: Estructura organizacional en la universidad pública colombiana. Por tanto, se recomienda la lectura del artículo mencionado, puesto que algunas consideraciones aquí expuestas de manera general, se hallan explicadas en él.

 

 

El concepto:

Cuando se habla de áreas académicas se referencian dos nociones fundamentales: una, que se relaciona con un problema taxonómico del conocimiento, en términos de una unidad epistemológica y dos, que el contexto es la academia, es decir, los procesos de formación, lo que debe traducirse en que las áreas académicas deben estar ligadas al currículo. Se trata de una clasificación aplicada a la academia, en este caso de análisis en la Educación Superior, específicamente a las facultades.

 

El problema es que las facultades responden a una división burocrática institucional y no a una unidad académica como sí lo representan los programas de formación profesional que las componen, y de ahí que el concepto de área académica sea pertinente para estos y no para la facultad. Luego para definir áreas académicas en una facultad es preciso que se cumplan unas premisas insoslayables. La primera, es que la facultad deje de ser una división administrativa y se convierta en académica; la segunda, que la facultad trascienda los límites de cada programa y la tercera, que los procesos de formación se integren en la función académica.

 

 

El problema de la inter y la trans disciplinariedad:

No puede haber inter disciplinariedad si no existen las disciplinas y por supuesto quienes se especialicen en por lo menos una de ellas, para interactuar ante problemáticas de interés común; aunque no falta quién asevere que no se requiere dicha condición. A no ser que una persona domine varias disciplinas del conocimiento y no precise de otros pues enfrentaría por sí mismo la interdisciplinariedad. Para el caso, se aborda la especialización de las personas en por lo menos una disciplina y se concibe el trabajo interdisciplinario, del cual puede generarse la trans disciplinariedad, alrededor de problemáticas epistemológicas o de contexto social, mediante el concurso de varias personas especializadas en diferentes disciplinas.

 

No obstante, es necesario enfatizar en que una disciplina es tan compleja que contiene a su vez varias sub disciplinas, que desde la epistemología se constituyen en disciplinas con identidad propia. Así por ejemplo, la Administración de Empresas como disciplina, abarca la gerencia estratégica, las áreas funcionales de mercadeo, producción, talento humano y finanzas, el diseño organizacional, la dirección y liderazgo, el control, los procesos de cambio, el emprendimiento y el empresarismo, etc. O en filosofía se distinguen la lógica, la epistemología, la axiología, la ontología, la antropología filosófica, la ética, la estética y la gnoseología, entre otras, para citar otro ejemplo. (No se discutirán aquí las diversas concepciones entre las denominaciones de campos, áreas, disciplinas, componentes, etc, en función del conocimiento). De tal modo que la conformación de equipos de especialistas alrededor de una disciplina requiere de un trabajo interdisciplinario en torno a un objeto de estudio, en problemáticas inherentes a este. Un camino, no el único, es que la academia debe fortalecer esta interacción en cada programa académico de una facultad como el generador de un trabajo interdisciplinario de facultad, mediatizado por la interacción entre programas, en torno a problemáticas curriculares, epistemológicas o de contexto social. En otras palabras, la interdisciplinariedad no se decreta sino que se construye a partir de las mismas disciplinas, mediante la interacción de quienes las dominan, al interior de los programas académicos, desde estos hacia la facultad y de esta hacia los programas y entre facultades.

 

 

Disciplinas transversales en una facultad:

Se han confundido las disciplinas transversales a los programas de una facultad con el difuso concepto de núcleos comunes. Cuando los programas académicos de una facultad no comparten disciplinas se cuestionan las afinidades epistemológicas entre estos y consecuentemente la facultad. Pero esta es un viejo criterio que dista de la realidad histórica de la constitución de las facultades. Han primado condiciones históricas, contextos políticos coyunturales al interior de las universidades y procesos de desarrollo institucional que han juntado programas con criterios diferentes a la afinidad epistemológica entre los programas, entre otras causas, y hasta existen facultades con un solo programa académico. No es para alarmarse si una facultad está integrada por programas sin afinidad epistemológica o si no comparten disciplinas del conocimiento entre ellos; es más, podría resultar más beneficioso la no afinidad epistemológica desde las posibilidades del trabajo interdisciplinario y de la generación trans disciplinar, incluso si no existen “núcleos comunes”.

 

Compartir disciplinas entre programas no se refleja necesariamente en los núcleos comunes, si estos se refieren a espacios académicos comunes e idénticos de formación. Se orienta hacia que cada disciplina compartida adquiere connotaciones diferentes en cada programa, conforme a sus objetos de estudio y de transformación y a los perfiles según la profesión para la que se está formando. Las áreas académicas en la facultad estarían constituidas por estas disciplinas transversales, y los integrantes de cada una interactuarán funcionalmente al interior de cada área y entre las áreas de la facultad o de otras facultades, según se disponga estatutariamente y conforme a la dinámica académica que se vaya generando.

 

Si los núcleos comunes se refieren a núcleos problémicos o problematizadores de interés común para los diferentes programas, que se reflejen no solo en el currículo sino en la dinamización integral de las funciones misionales, pueden dar pie a la constitución de áreas académicas.

 

 

El carácter del área académica:

No hay que confundir el área académica con la problemática alrededor de la cual se conforma un equipo inter disciplinario. El área es una división del conocimiento que se refleja en el currículo y la problemática se define en torno a objetos de estudio de interés común para las diferentes áreas.

 

Si una problemática común, de cualquier índole investigativa, docente o de interacción social no se integra al currículo en procesos de formación integral no se podría considerar como área académica, puesto que estaría disociada del currículo, requisito indispensable. En caso contrario, se tendría una segunda alternativa para la conformación de las áreas académicas, siempre y cuando merezcan curricularmente tal denominación, es decir sería imperativo la construcción curricular desde tales problemáticas, así sea parcialmente.

 

Los núcleos comunes problémicos, las problemáticas de interés compartido y las disciplinas transversales pueden convertirse en áreas académicas en la medida en que se articulen de manera programática y sistémica al currículo y representan opciones para el trabajo inter y trans disciplinario.

 

 

Facultades sin afinidades entre los programas:

Para respetar las condiciones históricas que dieron lugar a una facultad con un solo programa o con programas sin afinidades de ninguna clase, para ser extremistas y para ejemplificar, aunque es casi imposible delimitar las fronteras entre las disciplinas, no se hablaría de disciplinas transversales ni de núcleos académicos comunes, puesto que no existirían. En el caso de facultades con un solo programa las áreas académicas corresponden a las definidas por el programa en su proyecto educativo, o incluso en la respectiva resolución del Ministerio de Educación Nacional. En este caso, estas áreas deberán interactuar académicamente entre sí y con las de otras facultades en torno a problemáticas de mutuo interés.

 

Para el caso de facultades con varios programas no afines en nada, (algo casi imposible, se enfatiza), las áreas académicas podrían representar una gran oportunidad de interrelacionarse. Una posibilidad es que cada disciplina que representa la esencia de la profesión para la cual se está formando, entendida esta como el conocimiento esencial que representa el fundamento de una profesión y que le da identidad a ésta, y que se concreta en el conjunto de créditos de formación que sustentan un título profesional, aunque toda profesión tenga formación disciplinar que la caracteriza y formación en disciplinas complementarias, sea el área académica, de tal modo que la facultad tendría tantas áreas académicas como programas que la componen, y la forma de operativizarlas sería similar al tratamiento de las disciplinas transversales, expuestas en líneas anteriores, como un posible camino para constituirlas.

 

Y si se asume la alternativa de crear las áreas académicas en función de problemáticas en torno a las funciones misionales, y puesto que no se comparten disciplinas entre los programas, etc, dichas problemáticas deberán ser uno de los sustentos relevantes de la construcción curricular en lo pertinente a cada programa, para merecer la denominación de área académica, como se ha insistido en estas líneas.

 

Las facultades, entonces, pueden asumir caminos diferentes en la determinación de las características de sus áreas académicas, incluso combinando diferentes alternativas, conforme a sus realidades concretas, con lo que se descarta la estandarización estatutaria de una reglamentación metodológica; no obstante, se debe ser conscientes de que, en cualquier caso, se trata de vitalizar la facultad académicamente, de tal modo que trascienda el funcionamiento aislado de los programas y se conviertan en una unidad organizacional que potencie la transformación institucional. Tal dinámica será de doble vía entre programas y facultad y entre esta y la Universidad, comenzando por la construcción participativa del proyecto Educativo de facultad –PEF, el Plan de Transformación de la Facultad –PTF, a través del trabajo interdisciplinario entre áreas académicas, al interior de estas y entre áreas de facultades distintas, que puedan propiciar escenarios de trans disciplinariedad, como los que históricamente han dado origen a disciplinas que hoy ejercemos.

 

 

CARLOS ARTURO RAMÍREZ GÓMEZ

Docente Tiempo Completo Universidad de Nariño

San Juan de Pasto, agosto 2 de 2021.

 

 

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