Mi nombre es Ary Camilo Solarte Daza, aunque a veces me escondo tras el seudónimo de Apolo Zoé Solarte; poeta maldito y buscador incansable de belleza en los abismos.
Tengo 27 lunares y nací en un pueblo polvoriento y con el sol encima como si fuera zancudo volando alrededor tuyo, nací entre poetas, brujos, duendes, leyendas vivas, leyendas muertas y demás seres sobrenaturales. Claramente nací junto con la muerte, mi mejor amiga, mi sombra fiel, mi compañera de camino.
Vengo de un país de contrastes, privilegiado por tener dos océanos, por un Nobel de Literatura, por una biodiversidad que grita vida. Pero también es un territorio marcado por la tragicomedia de siglos, donde la historia no duerme y late en las calles. Un país que se levanta, una y otra vez, después de cada caída. Aquí la gente es verraca, testaruda, incapaz de rendirse aunque el dolor se anuncie a gritos. Conocemos el peso de la muerte y el vértigo de la vida.
Escribo desde que era un niño, arrastrando una maldición que no me suelta. La poesía y la filosofía no solo han sido mis refugios, sino los salvoconductos que me rescataron del suicidio, incluso de la vida… transformando el dolor en versos.
Hasta la fecha, he publicado dos obras que son extensiones de mi alma:
“Mis Convulsiones” (mi debut literario, donde la palabra late entre heridas).
“Es verano y tengo frío” (un diálogo entre el desgarro y la luz).