Del reglamento al Estatuto: la Universidad de Nariño repiensa la vida en el campus
La Universidad de Nariño atraviesa un proceso de transformación institucional, impulsado por la reforma de sus Estatutos universitarios. Este momento histórico, liderado por la Asamblea Universitaria y fortalecido por la participación de sus estamentos, ha generado un espacio de reflexión colectiva sobre el sentido y la vivencia del campus universitario, así como sobre las problemáticas existentes. Este proceso, en cumplimiento del mandato del Estatuto General, instaló diferentes comisiones encargadas de discutir y construir propuestas de nuevos estatutos y reglamentos. Entre ellas se conformó la Comisión del Reglamento de Espacios Físicos, inicialmente articulada al Estatuto Administrativo, que con el tiempo daría origen al denominado Acuerdo Universitario para Habitar el Campus.
En un primer momento, la comisión respondió a la necesidad de formular un reglamento que regulara el uso de los espacios físicos universitarios. Sin embargo, se evidenció que una reglamentación meramente funcional resultaba insuficiente. Más allá de establecer normas de uso, se planteó la necesidad de repensar el territorio universitario no solo como un conjunto de infraestructuras, sino como un espacio simbólico, político y afectivo donde se tejen identidades, memorias y formas diversas de habitar. De esta manera, surgió la idea de un documento con mayor alcance, que recogiera los principios, valores y visiones institucionales y comunitarias, orientado a fortalecer la convivencia y el sentido de pertenencia.
Este debate llevó a una discusión más amplia sobre la Universidad de Nariño actual y la necesidad de comprender las condiciones históricas y sociales que dieron origen a sus dinámicas. En este camino, se reconoció que era necesario escuchar a los diferentes estamentos de la universidad, para responder qué significa realmente el alma mater para la comunidad universitaria. Por ello, la comisión estableció una metodología de trabajo que incluye cartografías sociales, entrevistas y grupos focales, con el fin de captar las experiencias y percepciones de estudiantes, trabajadores y docentes en las diferentes sedes de Pasto, como en sus regionales. El proceso ha requerido de una base teórica sólida, que dialogue con la Misión y Visión de la universidad y que permita dar lugar a futuras reglamentaciones específicas, partiendo de una comprensión amplia y significativa del campus universitario; más allá de un simple contenedor, se debe comprender que en la universidad se desarrollan y proyectan formas de vida.
En este marco, la propuesta evolucionó hacia el Acuerdo Universitario para Habitar el Campus. No debía ser un reglamento más ni un anexo del Estatuto Administrativo, sino un documento autónomo con fuerza normativa, que sirviera como marco simbólico e identitario. El Acuerdo Universitario para Habitar el Campus se concibe como el alma misma de la universidad, un documento en el cual se reconozcan las formas en que se habita, se comparte y se reconoce la comunidad universitaria.
Tras un proceso de discusión al interior de la comisión, se sustentó ante la mesa directiva de la Asamblea Universitaria la necesidad de que este documento se constituyera como Estatuto y no como reglamento, lo que implicó su separación del Estatuto Administrativo. En esta sustentación se presentó la motivación derivada de las cartografías sociales y demás insumos metodológicos, que evidenciaban la importancia de un marco propio y participativo. La propuesta fue oficialmente presentada y, después de su discusión, aprobada por la mesa directiva en el semestre B de 2025, consolidando así el tránsito definitivo de reglamento a Estatuto.
En el marco del proceso de reforma, la Universidad de Nariño avanza colectivamente desde una perspectiva democrática en la formulación del Estatuto para Habitar el Campus. En este contexto, se reafirma que el campus no es un conjunto de objetos. Es un territorio de encuentro, memoria e identidad que contribuye a la generación de conocimiento y a la transformación social de la región.
Finalmente, el Estatuto para Habitar el Campus se proyecta como un marco duradero para la vida universitaria. Este Estatuto propone ser una apuesta contra la sobremodernidad, un intento por sostener algo común en medio del movimiento de las sociedades líquidas, porque cuando todo cambia tan rápido, tener un “lugar” que se pueda llamar propio, que represente a la comunidad, que cuide y sea cuidado, es profundamente político. Los estamentos universitarios están llamados a seguir participando activamente en este proceso de reforma estatutaria, integrando y fortaleciendo la Comisión del Estatuto para Habitar el Campus.
Comisión Estatuto Acuerdo Universitario para habitar el campus
Equipo logístico Reforma Estatutos Universitarios