Si algo más puede enseñarnos el astuto Odiseo es que resulta imprescindible cruzar las fronteras tanto humanas como divinas para mantener en pie lo que llamamos hogar. Para Alejandra Pizarnik las fronteras son “inútiles” lugares de ausencia. El filósofo Emil Cioran relaciona las fronteras con la esterilidad. Para Octavio Paz son “puertas” que pueden abrirse o permanecer cerradas, generalmente con “derecho de admisión”. Carlos Fuentes llamará a la frontera, la “cicatriz”. Frontera materializada o imaginada, al final se confecciona como un transitar en medio de lo inevitable del suspenso.

 

Por eso para algunos leer al Quijote representa una posibilidad más de adentrarse a la complejidad del terror luminoso de las fronteras. Roberto Bolaño, por ejemplo, escribirá en nombre de la inmisericorde “soledad” de las fronteras. Tengamos en cuenta que el poeta Arthur Rimbaud cruzó el terror luminoso de tantas fronteras que hasta perdió una pierna. Esa soledad es también promesa de violencia, ilegalidad soñada y tráfico de brujerías.

 

https://periodico.udenar.edu.co/wp-content/uploads/2021/01/frontera-y-escritura.jpg
Ilustración: Leydi Moreno De la Cruz. Frontera de “nubes verdes” Frontera que, en 1953, el escritor William Burroughs, atravesó por el Putumayo, para buscar al bejuco de la Ayahuasca, en lugar de cruzar por el puente de piedra, maldecido por los Pastos y divinizado por los Incas

 

Escribir en la frontera implica mantener un estado casi angustiante de derrumbamiento mientras arriba, el cielo, sigue resplandeciente. De allí que Juan Montalvo, escritor ecuatoriano, haya conjurado parte de su obra es esta frontera de “nubes verdes”. Frontera que, en 1953, el escritor William Burroughs, atravesó por el Putumayo, para buscar al bejuco de la Ayahuasca, en lugar de cruzar por el puente de piedra, maldecido por los Pastos y divinizado por los Incas. Montalvo fue exiliado por militares mientras Burroughs fue estafado por niños indígenas y por brujos.

 

Pero esto ya fue advertido por el viejo y enfermo Nietzsche: lo importante es ir más allá del bien y del mal, cruzar la suprema frontera. Es que al parecer es en las fronteras donde se puede asomar parte de ese “desquite” a lo nadaísta.

 

Donde al final todo puede mostrarse como otra tormentosa frontera: como un poema inacabado o como una insurrecta ficción.

 

 

 

Yesid Niño Arteaga

Docente Formación Humanística

Universidad de Nariño

 

 

Compartir
Artículo anteriorDía mundial contra el cáncer
Artículo siguienteDirectorio información de atención COVID-19, servicio de toma de muestras
Universidad de Nariño Ipiales
Los inicios de la Extensión de la Universidad de Nariño en Ipiales se remontan al 28 de febrero de 1994, fecha en la que esta Institución de Educación Superior firmó el convenio marco con la Alcaldía de Ipiales y que permitiría, el 27 de octubre del mismo año, suscribir el convenio que le posibilita a la Universidad de Nariño ofertar diferentes programas académicos e iniciar sus labores educativas en este municipio, cuya población objetivo podía resumirse en el territorio de la actual subregión Exprovincia de Obando.

Comentarios de Facebook