Desde la sensibilidad por la observación y gratitud por esta ciudad, San Juan de Pasto, donde aún la contaminación no es tan alta que podemos contemplar la luz de las estrellas y de esta luna tan nuestra y tan de nadie.

 

 

 

 

 

La luna, satélite natural que posee la tierra, que en silencio contempla toda nuestra existencia; esta silenciosa compañera en nuestro viaje al rededor del sol, que tarda 28 días en darnos vuelta. Aquella blanca acompañante de la cual sólo podemos contemplar un lado y que nunca le da la espalda a la tierra, vela como si no quisiera perder ni un detalle de lo qué pasa con nosotros.

 

Solo Dios pudo colocarla en el lugar exacto, cuando se interpone entre el sol y la tierra cubre exactamente con toda su circunferencia los rayos del astro mayor, produciendo un fenómeno majestuoso, el eclipse lunar.

 

Debemos dar gracias dado que en nuestra ciudad, en San Juan de Pasto, podemos ver el brillo de las estrellas, y por supuesto, logramos contemplar esta luna tan nuestra y tan de nadie. Esta luna, lumbrera, inspiradora compañera de poetas, enamorados, científicos, y simples terrícolas que contemplamos sus cráteres, solo visibles, gracias a la luz prestada del astro mayor.

 

 

Fredy Alonso Peña Larrarte

Pastuso por adopción

Egresado Universidad del Cauca -Administración de Empresas

 

 

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