Mensaje del Dr. Mario Blasco Lamenca, fundador de la Revista de Ciencias Agrícolas de la Universidad de Nariño, 50 años de divulgación y difusión de investigación científica y tecnológica de las Ciencias Agrarias.

 

 

 

Medio siglo de la Revista de Ciencias Agrícolas

 

Felicitaciones y enhorabuena, a la Facultad de Ciencias Agrícolas de la Universidad de Nariño, a los Comité Editorial y Científico, a los Técnicos de Editorial, diagramación, revisión y diseño de portada y al Centro de Publicaciones de la Universidad de Nariño. Que una Revista de Ciencias Agrícolas cumpla 50 años de vida es admirable y digno de alabanza. Al esfuerzo de todos ustedes se le debe. Y mi sincero agradecimiento, es emocionante que todavía se acuerden de mi paso por la Universidad de Nariño, donde gocé de la amistad de los nariñenses.

 

 

Vamos primero a las características de una Revista y después al nacimiento de la Revista de Ciencias Agrícolas hace 50 años. Las necesidades de una Revista son simples en su enunciado: Disponibilidad de material idóneo, gente con ganas de escribir y presupuesto. Creo que en Colombia, en el área técnica agropecuaria, los dos primeros condicionantes se dan a partir de los años 50 del siglo pasado y quien propicia el cambio es el mundo literario. Puede sonar raro, pero veamos un poco de historia.

 

Ya en esa época el nivel literario de Colombia era altísimo, considerado a nivel mundial, mientras que la llamada ciencia y tecnología estaba en pañales y ese sentimiento de inferioridad hizo despertar la emulación. Una pequeña disquisición: me impactó “La vorágine” de Rivera, y el resultado fue que realicé la Tesis de Ingeniero Agrónomo en el Trapecio Amazónico. Bueno, metidos en harina, me perdonarán los partidarios de Gabo, el mío es Arciniegas, a pesar que en su novela “Ancha es Castilla” diga que en Colombia se habla mejor español que en la Península. Con conocimiento de causa, me consta.

 

 

Para lograr el nivel adecuado, se comenzó con la formación de profesionales incluido el Profesorado Universitario. Se estableció un plan de becas con el apoyo de las Fundaciones Ford, Kellog, Rockefeller y el Instituto Interamericano de Ciencias Agrícolas -IICA- Un poco más tarde se firmaron convenios con Universidades estadounidenses, Carolina del Norte, Colorado, Michigan, Nebraska, etc. Aparte de las becas, hubo ayudas para laboratorios, invernaderos, bibliotecas y otras dependencias de enseñanza e investigación. Un pequeño estudio que realicé sobre el tema de posgrado, indicó que en el año 1980, el número de posgraduados formados en Centros y Universidades extranjeras, a nivel M. Sc. y Ph. D. se acercaba a los 500. Un acierto del Gobierno fue la creación de ICETEX, dedicado a gestionar las becas.

 

Todos los M. Sc. y Ph. D., entre los que se encuentran muchos Profesores de la Facultad de Ciencias Agrícolas de la Universidad de Nariño publicaron en revistas científicas, al menos un artículo detallando la parte sobresaliente de su Tesis de graduación. Es decir, están entrenados para seguir publicando cuando regresan a Colombia. Hay que proporcionarles un espacio donde puedan expresar sus investigaciones. Ese espacio es la Revista, entre ellas la Revista de Ciencias Agrícolas.

 

Nació hace 50 años para cumplir dos fines, uno de ellos es la difusión de las Tesis de Grado y las investigaciones que realice el Profesorado y, así mismo dar cabida a las contribuciones de potenciales colaboradores. El otro propósito es el apoyo al enriquecimiento del fondo documental de la Biblioteca, propiciando el intercambio con sus similares en cualquier centro de conocimiento. Es obvio que la difusión es una cualidad intrínseca de cualquier publicación. No requiere más comentarios.

 

Como es bien conocido, en las Universidades y Centros de Investigación se presenta un desequilibrio entre los programas presupuestal y operativo. En otras palabras, las necesidades son muchas y el dinero para cubrirlas, escaso. Los Administradores (juntas directivas, consejos, etc.) se ven en la tesitura de establecer prioridades en las que en general bibliotecas, hemerotecas y publicaciones, resultan malparadas. Sin embargo son el corazón y la voz institucional. Si la Biblioteca no funciona y se acaba con las publicaciones, la institución es desconocida, no existe, su influencia no va más allá de los límites parroquiales. Es una muerte anunciada como diría el Premio Nobel.

 

La relación de la Universidad de Nariño con la problemática agrícola tiene un largo recorrido. Mediante Acuerdo No. 11 de 1935 fundó la Facultad de Agronomía Química Industrial. Fue un intento fallido y como no se trata de contar la historia de la Universidad sino de la Revista de Ciencias Agrícolas, permítanme dar un salto en el tiempo hasta llegar al Instituto Tecnológico Agrícola, ITA, siendo Rector el Dr. Luis Santander Benavides, por Acuerdo No. 25 firmado el día 22 de julio de 1958, se creó el Instituto Tecnológico Agrícola, ITA, que resultó determinante para la Revista. El 1 de septiembre de 1969, el ITA, terminó su singladura para dar paso a la Facultad de Ciencias Agrícolas. Ese día lo considero el más importante de mi vida profesional, con nostalgia y tristeza me tocó cerrar la puerta del ITA en la plaza de Santiago, para que minutos después, con la esperanza de un brillante futuro, abriera la puerta de la Decanatura en el nuevo edifico de la Facultad en Torobajo.

 

La Revista de Ciencias Agrícolas se fundó en el ITA, en el año 1969. Esbocé la idea de su creación en el Departamento de Fitotecnia, pues como Profesor estaba adscrito al mismo. Dos razones, difusión y canje para su creación ya se han expuesto antes. Pero hubo más motivos. Los años 1968 y 1969 significaron un intenso trabajo en la Universidad. Era un sentimiento unánime de Profesores y Alumnos sobre la conveniencia de cambiar del nivel Instituto al de Facultad. Fue fácil canalizar el sentimiento, no tanto la negociación burocrática con Autoridades de nivel nacional. En adición había que resolver de forma definitiva el proyecto de construir la Ciudad Universitaria en Torobajo, cuya ejecución quedaba a cargo del Dr. Eduardo Cifuentes Rosero. El primer edificio fue una realidad en 1969. En diferentes reuniones celebradas en el ITA llegamos a la conclusión que la nueva Facultad, otra realidad en el año 1969, era prioridad dotarla de una Revista, que nos permitiese ser conocidos dentro y fuera de Colombia.

 

Me he referido al Departamento de Fitotecnia, dice el poeta que “la vida es sueño, y los sueños, sueños son”. Tal vez sin el apoyo entusiasta de ese Departamento, que contagió al resto del ITA, la fundación de la Revista de Ciencias Agrícolas hubiese quedado en sueño, pero esta vez fue realidad. Merecen ser recordados los Profesores del Departamento: Doctores Gonzalo Palomino Ortiz, Bernardo Martínez Santacruz, Joaquín Gamboa Jaimes, Ovidio Zúñiga Rúales, Efrén Coral Quintero, Víctor Montenegro Gálvez y como Secretaria Rita Arellano Rojas. Pertenecía al grupo el Dr. Ricardo Guerrero Riascos, ausente por estar cursando el M. Sc. en la Escuela de Posgrado del IICA en Costa Rica. Ustedes dirán que, con ese equipo, cualquiera sale a flote, Cierto. Se preguntarán dónde se presentó la Revista de Ciencias Agrícolas, quien fue el encargado del discurso, la celebración. Nada de nada. Es común que las cosas trascendentes pasen en silencio, los resultados las avalarán. Simplemente, un día nos encontramos en la mano el primer número de la Revista de Ciencias Agrícolas.

 

No es bueno abusar de la paciencia de los lectores con largas y farragosas páginas. En mi Biblioteca y frente a la mesa de estudio, tengo una frase del literato conceptualista Baltasar Gracián, que hace unos 400 años escribió “Lo bueno, si es breve, dos veces bueno, y lo malo, si es breve, menos malo”. Un gran abrazo, y en el Centenario de la Revista de Ciencias Agrícolas seguiremos esta historia.

 

Diciembre 3 de 2019

 

 

 

Mario Blasco Lamenca Ph. D.

Fundador de la Revista de Ciencias Agrícolas de la Universidad de Nariño

 

 

 

 

 

 

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