“La felicidad es cuando lo que piensas, lo que dices y lo que haces están en armonía” Gandhi
Todos los síntomas tienen un sentido profundo para la vida de la persona: nos transmiten mensajes del ámbito espiritual, y de su adecuada interpretación dependerá nuestra capacidad de recuperarnos. No hay una diversidad de enfermedades curables, sino una sola enfermedad determinante del “mal estar” del individuo D. Rudiger (2017).
Teniendo en cuenta la afirmación anterior, resulta pertinente tener en cuenta que desde los comienzos de los años 1990 el cuidado de la salud se ha vuelto un eje cada vez más importante en el plano de políticas de salud pública en varios países occidentales. Ahora bien, pese a que el vasto interés por mantener e incentivar una vida saludable parece constatar implícitamente que la salud es concebida como un valor claro y definido y en consecuencia como algo que debe ser cuidado, paradójicamente la díada salud-enfermedad se ha vuelto cada vez más difícil de comprender. F. Jaran (2018). Sobre todo, en la medicina, ya que ésta y el bienestar que se pretende adquirir con cada intervención surge siguiendo inicialmente los preceptos de la enfermedad y/o el síntoma, como un camino unidireccional; es decir el fin es aplacar el ruido que genera el síntoma, más no el trabajo para conseguir en el paciente alcance un bienestar holístico, en otras palabras se polariza al individuo, al igual que la idea de “la salud y enfermedad” incrementando la creencia de “lo bueno y lo malo”; y esto repercute en la percepción de la realidad de cada ser, puesto la polarización genera disputas y en ese enfrentamiento es donde el lenguaje del síntoma se pierde.
Para concebir la idea de bienestar, es preciso entender lo cambiante de cada etapa y momento, es decir darle cabida a la inpermanencia como elemento fundamental para forjar al individuo y como el camino que permite la búsqueda y alcance constante del bienestar transitorio. Donde la enfermedad ocupa un lugar transcendental, puesto que se convierte en un fenómeno de importancia a un nivel ya no biológico, sino ontológico. En este orden de ideas Heidegger permite percibir la posibilidad del estudio de la enfermedad como “fenómeno existencial”. Por su parte Boorse (1977), resalta que el ser vivo es normal y está sano si, por consiguiente, sigue la estructura funcional biológica “normal” y típica de su especie, pero hoy ¿es posible hablar de normalidad? En ese orden de ideas la normalidad garantizaría individuos saludables, desde el ámbito de la salud mental la respuesta sería un rotundo no, los diferentes factores como vivencias, cultura, educación, etc. forjan al ser humano de maneras diferentes e incontables. Y es desde este lugar donde la búsqueda de lo que es saludable tiene que empezar desde un análisis detallado y minucioso de la vida de cada sujeto.
Actualmente se comprende el concepto de salud de forma negativa: pues se trata de un concepto que es definido desde la ausencia de la enfermedad, en tanto que es constatada como un obstáculo o impedimento del funcionamiento típico del organismo. Restando de esta forma la importancia que la enfermedad merece y el diálogo que a través de ella emite el síntoma sobre las diferentes realidades que se impregnan en el sujeto, es decir anula la idea de la enfermedad como “fenómeno existencial” que propone Heidegger.
El sistema nos ha condicionado a observar a la enfermedad como una carga y no como una oportunidad o como un primer acercamiento a la lectura del sujeto. Por esta razón es importante ir más allá del síntoma, y saber que cuando este emerge en el cuerpo o en la mente del sujeto, ya surge con la fuerza de todo lo que se ha callado, no se ha resuelto o no se ha permitido sanar. En ese orden de ideas el síntoma será la invitación a resolverse, a modificar el Mal-estar y transitar a un estar bien con el entorno, con la cultura, consigo mismo. Es un trabajo para toda la vida y las fluctuaciones en este recorrido permiten al ser humano saberse vivo, y saberse sintiente.
María Cristina Fajardo Muñoz.
Maestría en Promoción y Prevención de la Salud Mental
Referencias
Boorse, C- (1997). “A Rebuttal on Health”, en J. M. Humber y R. F. Almeder (eds.), What is Disease? Totowa: Humana Press.
Heidegger, M. (1996). Einleitung in die Philosophie, GA 27, ed. O Saame y I. Saame-Speidel; trad. esp. Manuel Jiménez Redondo, Introducción a la filosofía. Valencia
Jaran, F. (2018). La enfermedad como rasgo humano. hacia una consideración de la enfermedad en cuanto fenómeno existencial. https://scielo.conicyt.cl/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S0718-22012018000200161
Rudiger, D. (2017) La enfermedad como camino: un método para el descubrimiento profundo de las enfermedades. Debolsillo, 9 (1), 5.