COLOMBIA UNA NACION DINAMICA EN BUSCA DE TRANSFORMACION Y DEFENSA DE LOS DERECHOS HUMANOS.

Entre Elites, políticas, mafias políticas, disidencias y cismas, un pueblo revolucionario, va camino a la desintegración por unas funestas ideologías imprecisas cuya acción segregacionista, cunde de un pasado esclavista, colonial y hegemónico, en medio de reacciones independentistas, de reformas partidistas, cruzadas y ocasos. Ellos nos permiten damos una mirada a ese mundo considerado como el surgir republicano, que aún no ha sido, si tenemos en cuenta que la evolución hacia una paz, una justicia y una liberación real, no se ha dado, para construir el país que nos debemos.
Vale describir en esta apoteosis social el sentido común, como una realidad sin fronteras donde se encarnan desafíos que van y vienen entre mirada perdidas en lontananza, ansiosas de buscar sendas de pensares que permitan dar trazos de vida hacia el encuentro de convivencias donde cada uno superemos tantas ignominias. El carácter de estas realidades va quedando en los rostros cadavéricos de aquellos que entrecruzan el sin sentido de sus vidas ante invisibles cambios de un mundo vacío-
Una Republica sin el sentir del pueblo, se ha venido dando. Continúan aun las monarquías y las elites turbulentas haciendo apologías a la resistencia, trazando jugadas de alta desunión, deslegitimando el proceso de cambio con posturas de martillazos. La ley de la sumisión y el acotar de seducciones buscan sujetar el poder en cuerpos ajenos, con bufones y pérfidos serviles, pero la nación no cede a los impulsos ni a los impactos de bandas divergentes mediante proceso legislativos de inmunda procedencia al mando de bandas que mercadean con la ley social-
Una visión amarga, sombreada con la angustia fantasmal en medio de venas abiertas, bajo el escarnio de unas ideologías donde se esconde el amor social, donde brotan odios, venganzas, círculos de dolores, donde no han cesado las horribles noches desatendiendo las palabras del que murió en la cruz. Nuestros pueblos no claudican aún sus luchas, aunque las oposiciones permean sus horrores sin cesar.
Entre indomables cruzo Bolívar los Andes, con expresivo empuje hacia la libertad sublime, recibiendo golpes de censura, y amenazas cual noche septembrina, hoy esta comedia se torna idéntica, con nuevos esbirros de los altos organismos y de la oligarquía profana, acudiendo a los mismos métodos propio de perdedores envidiosos, pero el tesón por la lucha social afrontando los embates sucios, el cambio se alza con valor resistiendo con resiliencia, ya que el pueblo está por encima de todo vulgar proceder y de toda diversidad engañosa, seductora y mentirosa del poder estatal y económico. Que desconoce el sentir del hombre que vaga entre humillados y ofendidos, o entre siervos sin tierra, pobres gentes del ayer de siempre.
Lucida, la transformación avanza demoledora con resultados innegables dejando una vara muy alta difícil de superar, que desvirtúa todo querer maloliente de la oposición, que enseña como gobernar con honradez, con capacidad y conocimiento y sobre todo con amor social, en un mundo en supervivencia, desigual, indiferente e indolente, apoderado por una guerra inhumana, bajo la anuencia de gobiernos por demás insolidarios, andrajosos, apoyando tan miserable perversidad. Las soluciones no requieren tanto discurso cargado de intenciones, es importante agregarle el ingrediente de la voluntad política y social. Contrario es una falta de sentir humano.
La agonía prosigue con esperanzas ciertas, y es así como se quiso formar la nación con sus ancestros, pletórica de sueños libertarios, donde disidentes criollos quieren apagar el grito de la independencia que se anida en las gargantas de un pueblo recio, añorando la justicia y sus derechos que en átomos volando quisieron sepultar y entre llamas cual icaro se alzó la verdad para justificar la lucha con júbilo inmortal. El discurso del cambio y la unidad del pueblo se enfrenta a las musas y a los cismas y a los rabiosos apátridas disidentes, insensibles ante el devenir de quienes armados con trágicos ideales y criticas extraídas de la nada razón.
Con las diversidades de nuestra nación se nutren nuestros pueblos. Avanzando con soltura en la nuda vida, bajo la dialéctica que desborda democracia cuando el progreso avanza dejando sin efecto la desigualdad, y le aviene el conocimiento, por medio del cual el hombre acicala el mundo, descifra la tiranía y la maraña de conceptos de los políticos y sus elites, rompiendo así las reglas del desequilibrio y los derechos de los pueblos que migran ante imperios infernales.
A los disidentes, como a todos los divisionistas y generadores de cismas se les debe quitar el carácter deformativo de sus bandalicas desintegraciones, cuyas tragedias típicas, están llevando a la sociedad a enfrentamientos propios de sus naturalezas humanas, de donde se desprenden apocalipsis cercenantes de cualquier desarrollo, que desarticula el orden. Los necios están en gran mayoría por el mundo, extendiendo el daño como cizañas, burlando leyes y conciencias, esparciendo las cenizas del fuego infernal sin medir consecuencias. Todos estos personajes de muerte, cual ciclopes, hacen de sus nefandas conductas hábitos de vida, que los hace cambiar su personalidad, volviéndolos unos personajes histriónicos, ejecutores de emociones dramáticas, verdaderos exabruptos colaterales.
El gran conjunto de la política y los políticos con sus comandos elitistas son el mayor eslabón deformador ideológico, gerifaltes que descollan en partidos, en el parlamento y algunos movimientos, como avezados proselitistas, manipuladores, conversos traidores que cambian sus trajes de luces como el camaleón con enconado fanatismo, generando exabruptos corruptivos desde sus trincheras estratégicas malolientes.
Monumental sodalicio político no se detiene porque además de sus gozosos negocios, vociferan escándalos y con el mayor cinismo se declaran en inocencias fallidas. Y aun con el sentir de investigaciones judiciales siguen operando bajo el techo del país, al amparo de impunidades espureas, pírricas. Todo movimiento disidente carece de ideales, van en la ruta de la extinción, no se sostienen, viven cayendo en el vacío bufando sus amarguras, sus imposibles, ante envidias que los acerca a el ocaso en compañía del tiempo que les traza una convivencia llena de incertidumbres.
La dinámica es cambio, llama a todos a la transformación, donde cunde la existencia de fuerzas unas visibles otras en el ostracismo, son fuerzas con grandes capacidades genocidas con vértices de llevar proyectos para la desintegración del mundo. No dejemos de hacer lo que nos produce, lo que alimenta el espíritu y entendamos que el verdadero saber está en reconocer la propia ignorancia.
La degeneración humana implica el estar conviviendo de genocidio en genocidio hombre contra el hombre y contra la naturaleza y sus principios bio diversos, el mundo de la muerte, la corrupción, la injusticia social, problema histórico, cultural y de civilización. Estas divergencias hacen exigencia de una transformación hacia el nuevo hombre, dentro de procesos muy humanos que van dejando sus huellas como nos lo enseña Zaratustra.
El hombre converge a corrientes de plataformas filosóficas para unirse a la palabra y a la acción, conducto de vida en libertad, dirigida hacia el mundo donde hacemos encuentro con él otro en un debate callejero, fruto del pensamiento donde el pueblo se convierte en ese icono de la antología donde nos convertimos en filósofos de la vida, de su entendimiento, para un quehacer de resistencia que se entrelaza con la fuerza de la revolución, que es el amor, que une los pueblos.
La vida, dinámica permanente del cambio, vibra ante patologías anormales donde el hombre da vida a anticristos, dioses terrenales para cumplir sus genocidas tareas en gobernanzas donde la codicia germina entre el bien y el mal. La dinámica humana la producen los hombres que quieren llegar a ser lo que les aviene su acción, abiertos a la lucha. Aquellos Ecce Homos con la fuerza y el carácter propio, llenos de sentido de vida propia, se alzan contra todo impedimento. Contra todo Contradictorio, que viven exponiendo su pensamiento negativo para generar vida contraria al bien común.
El mundo, es esa dinámica en ebullición de comedias poderosas a las que Nietzsche condeno, proveniente de los inquisidores ocultos entre quienes buscan condicionar los pueblos con discursos amenazantes, desestabilizadores, llenos de terror catastrófico y de emocionantes pasiones donde fluye la tiranía del poder. Pero el pueblo posee la fuerza de la calle donde expresa su poder constituyente con el vigor de sus ideas y el pensamiento democrático en línea con su condición humana, atributo personalísimo. Todo proceso de cambio exige reglas dentro de un liderazgo humano, sin egos, sin emociones y sin culto a la personalidad. La mente humana se desborda y ello frena todo proyecto por fuera del espíritu de transformación,
El mundo se ha llenado de pérfidos pescadores de odios, de crímenes y perseguidores de prójimo, corruptos, piratas de estados que se aprovechan del erario social, son pescadores y piratas de los tesoros de naciones, y de la tierra de siervos que las perdieron por la violencia estatal. Pero estos leviatanes también son confirmadores de carteles de justicia y de las instituciones que ejercen servicio social. Y como tal también son propiciadores del pecado social, con el apoyo del capitalismo extractivista. El ejercicio de la dinámica de echar redes se perfila por doquier, pues a estos cuatreros no les importa sino el saqueo, aplicando sus propias leyes terrorista
La dinámica de las naciones no es otra que recuperar el orden para con los cambios mostrarle al mundo de la paz, las estrategias del poder, que impiden que los pueblos ejerzan su capacidad de acción y resistencia. Salir del ostracismo es animar el pensamiento crítico y subversivo que modele la visión del mundo y de la vida.
MARIANO SIERRA S

 

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