Como un hecho trascendental para la Universidad de Nariño y para la región, mediante Acuerdo No. 09 de noviembre 13 de 1946, expedido por el Consejo Directivo, se creó la Facultad de Agronomía y con ocasión de un aniversario más, se trae a memoria en la presente entrevista el sentir y vivencias del doctor Javier Esparza Duque, “pionero de la educación agrícola en la Alma Máter”[1]
La vida profesional del doctor Javier Esparza Duque ha estado consagrada desde su comienzo a la educación agrícola superior en todas sus facetas: la docencia universitaria, la investigación científica, la administración académica, la coordinación interinstitucional dentro y fuera del país, y la cooperación técnica internacional.
En la primera etapa de su carrera cumplida en Colombia, se inició dictando la cátedra de Fitopatología en la Facultad de Agronomía de la Universidad Nacional de Palmira durante el último semestre de sus estudios universitarios (1963). Al término de los mismos el doctor Luis Santander Benavides, rector extraordinario y renovador de la Universidad de Nariño lo designó como profesor de Biología General, Microbiología Agrícola, Fitopatología y Control de Enfermedades de las Plantas en el Instituto Tecnológico Agrícola (ITA), hoy Facultad de Ciencias Agrícolas, desempeñándose como primer secretario académico y más tarde como decano (1964). Desde allí fue promotor de la constitución de la Asociación Colombiana de Instituciones de Educación Agrícola Superior (ACIEAS), de la que fue primer secretario y más tarde presidente. Posteriormente, fue llamado por la Universidad Nacional de Colombia sede Bogotá para servir en la Facultad de Agronomía, primero como profesor de las mismas asignaturas dictadas en el ITA, y luego como decano, cargo desde donde se promovió como vicerrector de la Universidad Nacional de Colombia (1969 -1977).
En la segunda etapa de su carrera (1978-2004), cumplida a lo largo y ancho de las Américas, se vinculó al Instituto Interamericano de Cooperación para la Agricultura (IICA) en donde fue sucesivamente Especialista en Agronomía, Representante del IICA en Haití, Especialista Regional en Sanidad Agropecuaria para las regiones Sur (Argentina, Brasil, Chile, Paraguay y Uruguay) y Andina (Bolivia, Colombia, Ecuador, Perú y Venezuela). Mediante convenios con los gobiernos y con sus principales universidades públicas atendió tareas de cooperación técnica internacional y actividades puntuales con énfasis especial en los aspectos de la Educación Agrícola Superior como congresos, reuniones técnicas, eventos especializados y cursos de capacitación.
SONIA ERAZO: ¿Qué significó para usted, la vinculación a la Universidad de Nariño en el año 1964?
JAVIER ESPARZA: Mi vinculación a la Universidad de Nariño significó el comienzo formal de mi carrera en el campo de mi especialidad profesional y en el ámbito de la administración académica.
Tuve el honor y la satisfacción de liderar y conducir un proceso de cordialidad y compañerismo en el trabajo académico, de estímulo a la competencia noble por la superación y de adopción de la excelencia académica como lema y como meta de nuestra labor. Tuve también el agrado de organizar en la mejor forma posible los primeros laboratorios de Microbiología Agrícola y Fitopatología del ITA, que fueron el origen de los actuales laboratorios de la Facultad de Ciencias Agrícolas en Torobajo. Mi desempeño docente y administrativo me mereció siempre un generoso y estimulante reconocimiento por parte tanto de mis superiores como de mis discípulos, de mis colegas de otras facultades de Agronomía del país y de las autoridades superiores de la educación universitaria en Colombia.
Una satisfacción adicional durante mis años de decano (1965-1967) fue la de las aprobaciones oficiales de todos nuestros programas académicos de la época y la suerte de haber ocupado ese cargo en el momento de la graduación y la entrega de sus diplomas a los primeros Ingenieros Agrónomos y Técnicos Agrícolas que egresaron del ITA y que le hicieron honor a la institución con su ejercicio profesional.
SE: Como uno de los pioneros de la educación agrícola en la Universidad de Nariño y su trayectoria en este campo, ¿Cuál es su mensaje para las nuevas generaciones de docentes y estudiantes de la Facultad de Ciencias Agrícolas?
JE: La llegada de la Facultad a la barrera de sus 60 años es sin duda alguna un justo motivo de celebración. Las mejores universidades del mundo han hecho del reconocimiento a lo mejor de su pasado un importante punto de apoyo para perfeccionarse y mejorar su acción en todos los ámbitos. El panorama hoy es amplio, rico y promisorio. Motivo de más para que docentes y estudiantes se comprometan a trabajar juntos y sin tregua para que la Facultad no sea una más sino la mejor, de donde salgan los mejores profesionales, en donde se hagan las mejores investigaciones y desde donde se hagan las contribuciones más eficaces para la solución de los principales problemas de los sectores agrícola y rural de Nariño. Yo soy un convencido del acierto de la inscripción que luce en el escudo de la Universidad de Nariño: “TANTUM POSSUMUS QUANTUM SCIMUS”.
SE: En breves palabras, ¿Qué significó su encuentro universitario con el profesor Francisco Torres, docente adscrito a la Facultad de Ciencias Agrícolas y exdecano de esta Facultad (2007-2008)?
JE: El encuentro celebrado en Pasto en diciembre de 2021, con el profesor Francisco Torres Martínez y la comunicadora Sonia Patricia Erazo Coral con quienes intercambiamos mensajes durante varios años, resultó muy grato para mí porque fue mi primer contacto personal y directo con dos funcionarios activos y comprometidos con la Universidad. Desde mi regreso a la patria en 2004, al término de mis casi treinta años de servicio en la Cooperación Técnica Internacional intenté por todos los medios establecer un canal de comunicación con la Universidad que me permitiera servirla desde mi refugio bogotano, pero lamentablemente y sin saber por qué no tuve la fortuna de lograrlo.
Hicimos juntos en la ocasión un recorrido por la historia de la Universidad, los años de mi vinculación a ella, los personajes notables de dentro y fuera del país que fueron consejeros, soportes y estímulo para ayudar a consolidar el ITA y sus programas, y nos reiteramos juntos en la certeza de que no hay un frente más digno de nuestra dedicación, nuestro compromiso y nuestro esfuerzo que la universidad pública, mucho más cuando se trata de la “Alma Máter” de una región apasionante y promisoria como nuestro Nariño.
SE: En este encuentro, Usted Dr. Javier, trajo a memoria recuerdos de vivencias en la Universidad de Nariño. Cuál es la más significativa?
JE: Las vivencias fueron muchas y muy variadas. Quizás la más significativa haya sido el éxito alcanzado en el largo y exigente proceso de aprobación oficial de todos los programas del ITA, requisito fundamental para la expedición de los diplomas y títulos de sus egresados.
En el plano de la cooperación las vivencias estuvieron asociadas a la personalidad y el interés de personajes nacionales muy distinguidos que se empeñaron de verdad en nuestra causa y que nos ayudaron de manera destacada y eficaz, como los doctores Gerardo Molina, Armando Samper, Carlos Garcés, Miguel Hernández, Jaime Sanín, entre otros muchos.
Otras vivencias tienen que ver con muchas iniciativas que pusimos en marcha y que impactaron por su calidad y sus proyecciones -cuando el ITA estaba dando apenas sus primeros pasos- como el Seminario de Divulgación Científica que institucionalizamos, la inclusión en el pensum de Agronomía de unos créditos en Humanidades (escogidas libremente por los estudiantes), y la introducción formal del ITA al mundo de las Facultades de Agronomía de Colombia.
[1] Torres Martínez Francisco. Pioneros de la Educación Agrícola en la Universidad de Nariño, 1913-1970. Udenar Periódico, octubre 25 de 2021. https://periodico.udenar.edu.co/pioneros-de-la-educacion-agricola-en-la-universidad-de-narino-1913-1970/
