Javier Andrés Martínez Benavides es profesor de Formación Humanística desde el año 2001, a través de la cátedra de Oratoria y manejo de la palabra en público. Es Decano de la Facultad de Ciencias Pecuarias y ante todo, es un gran ser humano consciente de su labor y responsabilidad en la docencia.
UDENAR PERIÓDICO: ¿Por qué es importante la Formación Humanística en la Universidad de Nariño?
JAVIER MARTÍNEZ: La Formación Humanística le ofrece al estudiante de diferentes programas académicos, un desahogo y un respirar alterno a sus actividades cotidianas, porque le permite reconocer sus potencialidades como ser humano y alternativas de vida, le otorga la potestad de construir su punto de vista sobre la realidad universitaria y sobre su entorno, por medio de cuatro modalidades: Formación Ciudadana, que orienta al estudiante en su vida en comunidad; Problemáticas de Contexto, modalidad que lo guía a valorar el contexto regional y que privilegia a nuestro Departamento, su realidad, las costumbres, como contribución a salvaguardar nuestra identidad; Formación Artística y Cultura Artística, que ofrece formación en las artes, la cultura y los deportes; Formación en Humanismo como tal que fortalece el desarrollo de habilidades propias del ser humano.
UP: En Formación Humanística se encuentran estudiantes de diversas facultades, ¿Este factor aporta a la formación humana e integral de los futuros profesionales de la Institución?
JM: Tengo una convicción de vida: la mejor forma de aprender es enseñar. Los profesores de Formación Humanística tienen un arraigo y un gran afecto por su cátedra, por su labor, fundamentados en la interacción y el aprendizaje de visiones distintas; es el único espacio y oportunidad en la Universidad para encontrarse con estudiantes de diversas profesiones. Esto es muy enriquecedor, tanto para los estudiantes como para los docentes, aquí se devela que somos sujetos que estamos continuamente actuando en comunidad; no somos solo el sello de un título que nos representa ante la sociedad, somos seres humanos al expresar y manifestar sentimientos, expectativas, opiniones y eso, sí que solventa el proceso de aprendizaje, pero un aprendizaje mutuo entre estudiantes y docentes. Considero que es uno de los mejores escenarios de aprendizaje y sobre todo una experiencia de vida que siempre tenemos en el corazón.
UP: ¿De qué manera las cátedras de Formación Humanística permiten al docente tomar conciencia sobre la trascendencia que tiene el acto educativo en el mejoramiento de la condición humana?
JM: Más allá del concepto de Formación Humanística, está la interacción, el relacionarse con otros, aspecto que le permite al estudiante tener la libertad de entregar y expresar sus experiencias y vivencias. Cuando un estudiante llega a una de las cátedras de Formación Humanística encuentra un mundo distinto, aquello que en otros escenarios no puede expresar, lo cual le permite entregar a otros sus habilidades sociales y las destrezas que lo distinguen, que muchas veces ni aún en sus familias tienen la posibilidad de compartir, mucho menos en sus carreras, porque allí se establecen límites de desempeño, límites que en este espacio se pueden romper.
UP: Uno de los retos más grandes que tienen las Instituciones de Educación Superior es aportar al tejido de la paz, ¿Cuál ha sido y es el aporte de Formación Humanística a la paz? Y específicamente ¿a la paz regional?
JM: Tenemos cátedras específicas que tienen que ver con la paz, sin embargo más allá de lo establecido a nivel nacional referente a la cátedra de la paz, Formación Humanística le ha aportado a la convivencia, y esta como reconocimiento del otro como parte importante de la sociedad; específicamente en mi cátedra “Oratoria manejo de la palabra en público”, se establece un espacio donde los estudiantes a través de la escucha potencian su capacidad de comunicación oral, siendo este uno de los principales pilares de la cátedra; para poder hablar se debe saber escuchar y dentro de esa escucha está implícito el respeto hacia el otro, la tolerancia hacia las expresiones de los demás y la convivencia de afecto que se debe brindar a través de la comunicación.
Tal vez por nuestro Sur, por nuestro ambiente, por nuestra ubicación ancestral y cómo nos hemos formado, somos muy dados al silencio y dentro de ese silencio somos muy celosos también con las palabras que tenemos dentro; considero que no somos dueños de las palabras que tenemos dentro y deben salir para quien las motive; eso para mi es fundamental en el aporte a la paz y a la convivencia, sobre todo la tolerancia, la escucha y el poder manifestar con claridad las ideas y los sentimientos que tenemos dentro.
UP: ¿Alguna anécdota al respecto?
JM: Muchas; entre estas una que me impactó: La forma de seguir en medio del escepticismo y que sea algo pasional para mi desde aquel tiempo (2001) hasta ahora, fue que una de mis estudiantes se acercó y en sus palabras me dijo “profe yo le quiero agradecer, porque después de haber pasado por este curso, al fin pude decirle a mi mamá que la amaba”; para mi fue suficiente que a una persona se le haya motivado a expresar un sentimiento que parece primario, el amor a la mamá, pero, que por muchas taras mentales nos da vergüenza, nos da miedo, o simplemente no tenemos la costumbre de expresar con palabras. Es muy gratificante que se pueda expresar desde la oralidad lo que se siente; para mi es fundamental el buen uso del lenguaje, creo que lo maltratamos en exceso, entonces, el buen uso del lenguaje siempre está de la mano del respeto, sin necesidad de llegar a la sofisticación o al deslumbramiento hacia los demás con un léxico extraño.
UP: Su mensaje para la comunidad universitaria
JM: Formación Humanística es un patrimonio de la Universidad de Nariño, nuestra Universidad y es reconocida por los pares académicos que nos visitan en los diferentes procesos académicos; siempre susceptible de mejora, reconocemos la necesidad de hacer una autoevaluación con el propósito de fortalecerla; la Formación Humanística es de todos y así como en los documentos de autoevaluación que presentan todos los departamentos, la mencionan como una fortaleza, debemos cuidarla, debemos defenderla de la estulticia de algunas mentes minúsculas, que no tienen en cuenta el impacto positivo en los estudiantes desde su implementación, y seguir destacándola en el ámbito nacional como un programa que da identidad a los estudiantes de la Universidad de Nariño.