Casa de Pensamiento Propio

 

El Gobierno nacional el pasado 20 de febrero anunció que el próximo encuentro mundial de las partes, COP16, se llevará a cabo este año en nuestro país del veintiuno de octubre al primero de noviembre en la ciudad de Cali.

 

Es necesario señalar que hay dos tipos de cumbres COP. La más conocida es la conferencia anual de las partes sobre Cambio Climático, la última se realizó en Dubai y fue la edición número 28. No menos importante es la cumbre COP de la Biodiversidad, la cual se lleva a cabo cada dos años, la anterior se realizó en Montreal en 2022 y fue la edición número 15. En ella se adoptó el Marco Mundial Montreal Kunming por la Diversidad Biológica, que en síntesis planteó junto a 23 metas, la protección del 30 % del planeta y los océanos para el 2030. En la versión 16, habrá una primera evaluación del avance de estos objetivos.

 

¿Por qué en Colombia?

 

Durante décadas Colombia, en la agenda internacional sobre el problema ambiental ha ocupado un papel relegado, quizá modesto y de pleitesía, ante las decisiones de las grandes potencias que, sabemos muy bien, están representadas por lobistas, empresarios que, mediante las puertas giratorias de la burocracia, han pasado de asesorar grandes empresas del sector minero energético, a representar potencias mundiales.

 

Históricamente la atención del problema ambiental se ha centrado sobre los grandes países contaminantes, atención que no la han tenido los países del sur global que, como Colombia, han sido el soporte de la contaminación generada por los países desarrollados.

 

Sin embargo, durante los últimos dos años, nuestro país en cabeza del presidente Gustavo Petro, se ha destacado por los planteamientos críticos, consecuentes e influyentes del líder progresista en la lucha internacional por la defensa de la biodiversidad. Se ha vuelto visible a Colombia, el país de la belleza, territorio geográfico que alberga una vasta diversidad de ecosistemas que son el soporte indispensable para la reproducción de la vida en nuestro planeta.

 

Colombia es uno de los dos países del globo con mayor biodiversidad. Es el segundo en especies de plantas y es uno de los países con mayor variedad en hábitats a mundialmente. Es el país más rico en aves y en anfibios.

 

Subiendo la cordillera de los Andes, que viene maciza y enorme desde los glaciares australes, aparece la región natural del Pacifico, la mole de montañas, se llena de repente de vegetación y la cordillera se trifurca y mezcla entre los valles dando origen a enormes manantiales de vida como el rio Patía, el Cauca y el Magdalena.

 

La región natural del pacifico presenta una alta concentración de la biodiversidad. El Chocó, por ejemplo, tiene la mayor concentración de riqueza en flora de todos los biomas terrestres húmedos del globo y el páramo colombiano representa el 60 % de la riqueza de alta montaña, de Centroamérica y el Norte de Suramérica.

 

Es decir, nuestro territorio constituye un área estratégica para la preservación de la vida y, por tanto, pensar con cabeza propia el derrotero político de los problemas fundamentales, cobra singular relevancia en el marco de un encuentro mundial tan importante como este.

 

La Conferencia.

 

La COP16 es el encuentro sobre biodiversidad más importante del mundo, en él participan los países firmantes del Convenio sobre la Diversidad Biológica de 1993, el cual tiene como objetivo promover medidas que conduzcan a la conservación de la diversidad biológica, compartir de manera justa y equitativa los beneficios de la utilización de los recursos genéticos, y promover la cooperación técnica y científica en el ámbito de la diversidad biológica.

 

El Convenio sobre la Diversidad Biológica reconoce la importancia de la participación de las mujeres y de las comunidades indígenas y locales en la conservación y el uso sostenible de la biodiversidad. Éste ha sido ratificado por 196 países, todos los miembros de las Naciones Unidas, a excepción de Estados Unidos.

 

En esta ocasión, la conferencia de las partes reunirá entre 12 y 15 mil personas durante doce días, en los que nuestro territorio será el foco de atención del mundo entero, generará oportunidades y visibilidad no sólo para Cali sino para el Pacifico y Colombia; universidades, centros, fundaciones y demás organizaciones, articularan espacios para pensar y dialogar sobre biodiversidad. El desarrollo de la COP16, en el Pacifico colombiano, es un reconocimiento a los verdaderos guardianes de la biodiversidad, las comunidades étnicas, indígenas y afros, que han cuidado históricamente nuestros bosques.

 

De otra parte, la tendencia de los encuentros mundiales, como lo vimos en los últimos encuentros (COP28 del Cambio Climático, COP15 de la Biodiversidad), está signada por el discurso del desarrollo sostenible, con una influencia marcada del ambientalismo hegemónico, de mercado, donde no hay lugar a la crítica sobre la verdadera causa del problema ambiental, el modo de producción capitalista.

 

Ese ambientalismo liberal, ha hecho carrera y se ha posicionado en la agenda académica y política naturalizando, por ejemplo, que el problema es el ser humano y que todos tenemos la misma responsabilidad sobre el deterioro del medio ambiente a propósito, Sabogal plantea:

 

“…se dice que con el capitalismo el planeta entró en una nueva era geológica. Algunos hablan de Antropoceno, el problema con esta denominación es que supone una acción contra la naturaleza por igual de todos los seres humanos, lo cual no es cierto. En este caso, como en La rebelión en la granja de George Orwel, todos somos iguales pero hay unos más iguales que otros. La responsabilidad por el deterioro de las condiciones apropiadas para la vida en el planeta no es de todos los humanos como individuos, sino del capital, como una relación social de producción. Por eso, la nueva era geológica es el Capitaloceno””[1]

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El último informe del Panel Intergubernamental de Expertos del Cambio Climático IPCC, (sexto informe) plantea las dificultades científicas para el cumplimiento de las metas de reducción de las emisiones de gases contaminantes (principalmente dióxido de carbono y metano) fijadas en el Acuerdo de París para el año 2100. Para lograrlo, las emisiones se deben recortar un 15% por cada década, sin embargo, si se suman los compromisos climáticos de cada país, que hasta ahora son voluntarios, la reducción de emisiones necesarias es insuficiente de hecho, durante el 2020, cuando toda la economía estaba basada en combustibles fósiles, frenada por la pandemia del coronavirus, se dejaron de emitir apenas un 5% de gases efecto invernadero, emisiones que luego volvieron a los niveles del año 2019[2]

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El ambientalismo como bandera institucionalizada, inicialmente buscaba paliar los efectos sobre el medio ambiente del modelo de desarrollo capitalista, lejos de lograr tal cometido, de por sí simplemente reformista, significó un impulso para nuevas formas de reproducción del capital. El mercado logró una adaptación tal que las estrategias más recientes de acumulación y despojo, han logrado recuperar la pérdida de rendimiento ocasionado por la disminución de la tasa de ganancia del capital. Como lo plantea Andreas Malm, la acumulación de gases de efecto invernadero aumenta de manera proporcional a la acumulación de capital[3]

 

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El reto.

 

Desde la Casa de Pensamiento Propio de la Universidad de Nariño, se ha planteado este, el problema ambiental, como una de las líneas de pensamiento a desarrollar, los esfuerzos multilaterales para enfrentar el deterioro ambiental han sido hasta ahora insuficientes y la dimensión compleja del problema invitan a pensar desde una orilla alternativa, pero fundamentada, que redunde en iniciativas radicales. Por ejemplo, la eliminación planificada del uso de combustibles fósiles.

 

¿Estamos dispuestos a asumir el costo de la degradación ambiental del capitalismo? Si el calentamiento global no disminuye, millones de especies se extinguirán, pues no pueden adaptarse al clima que cambia rápidamente lo que a su vez aumenta las posibilidades del surgimiento de fenómenos como las pandemias, entre otras consecuencias.

 

Entonces, es esta la oportunidad para que nuestro país y este territorio, asuman la defensa de la biodiversidad y expongan ante el mundo que el modelo de sociedad basado en la producción para el lucro y la ganancia debe ser superado, y el reto entonces es la construcción de un modo de sociedad basado en perdurabilidad de la vida en nuestro planeta.

 

El profundo trastorno vital de esta época requiere estimular la crítica al desarrollo suicida de un sistema de fuerzas productivas capitalistas destructivas, por eso buscamos impulsar desde la Casa de Pensamiento Propio y bajo el paradigma Universidad – Región, la implementación de la Cátedra sobre el problema ambiental, transversal a los programas académicos de la universidad, así como el desarrollo de posgrados sobre pensamiento ambiental, iniciativas que hacen parte del Plan de Desarrollo 2021 – 2032. Pensar la Universidad – Región y que desde el pensamiento, combatan las perversas ideas que niegan la responsabilidad del modelo económico imperante en el detrimento de la vida.

 


[1] Sabogal, J. El Educador como “Intelectual Orgánico”, II Congreso Internacional de Formación de Educadores, Facultad de Educación. Universidad de Nariño, 2021.

[2] IPCC, UN Report: The Intergovernmental Panel on Climate Change. 2023.

[3] Malm, A. Capital Fósil, Capitan Swing S.L, 2020.

 

 

 

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