Un ensayo con diatribas a bordo, donde la libertad se muestra aniquilada y el amor a la misma está en crisis por el asedio de la profanación. La reflexión nos convoca a crear alternativas que fortalezcan nuestra esfera espiritual, social y política, que nos permita proyectar nuestra vida mediante la unidad comunitaria que nos integra respetándonos con responsabilidad libertaria. En esta era de la posverdad tendremos en cuenta en qué medida hemos perdido la esencia de la verdad como símbolo entre otros, de la libertad.
Al margen debemos comprender que la libertad siempre se ha visto amenazada por aquellos dramas que se convierten entre obligaciones, sometimientos y dominación. Recuperar los símbolos y destruir aquellos que la profanan, implica que el pueblo ejerza la práctica de tareas tomando conciencia de lo que significa libertad y de lo que representan los símbolos y sus significados. Se habla que la libertad es el valor supremo del hombre y en tal sentido todo aquello que la contamine, todo aquello que la restringa debe ser condenado, debe ser destruido, debe ser separado para su no uso, para no ser tenido en cuenta.
Esta posición de irresponsabilidad se encaminará a tomar las acciones legales y administrativas al concluir este régimen, donde se han violado todos derechos, donde la gestión de la constitución no ha visto ninguna luz y por lo contrario la impunidad y la falta de gestión de gobierno brilla por su ausencia, y en especial donde la dignidad humana ha sido atropellada por todos los horizontes.
Toda la población del país, hoy por la ineficacia de gobierno, se ha convertido en víctima por todo tipo de delitos en su contra. El estado haciendo uso de la dictadura ha desbocado su poder de frente a la nación, con el más perverso cinismo para arremeter contra la comunidad postrándola a la máxima posición de terror, de miedo, de perdida de sus atributos constitucionales, de pobreza, de que se desconozca el bien común. De que se violente la conciencia humana y la desintegración de su esencia de ser persona. Desde ya deben estar listas las imputaciones contra quienes han cometido todo delito a la naturaleza humana y a la naturaleza propia de la vida.
La libertad violada se somete a que el hombre acuda a prácticas de desobediencia, de no obedecer el acto que desconoce los derechos, como el estado, y si lo hace dicha institución pública o privada alcanza el más perverso acto de gestión provocador de crisis, de inestabilidad. Por vías, espacios y lugares se exponen símbolos de distinta naturaleza que desdice lo que es la libertad, como de los actos que a algunos se les quiere abrogar, aunque no los merezcan. Como aquellos que pisotearon tierras, aniquilaron sus seres que vivían en libertad, sus culturas, sus pensamientos, sus creencias. Y contrariamente se desdibujo de tajo el acontecer histórico de quienes lucharon heroicamente para conquistar la libertad que imperios y regímenes desconocedores de la democracia y la dignidad humana, protagonizaron crueles sometimientos, brutales esclavismos, aberrantes actos de barbarie, en aras de tiránicas gobernanzas.
Libertad es todo aquello que implica ausencia de impedimento. La Libertad es el mejor símbolo. No es el poder humano de poder actuar según su voluntad plena. Esa libertad tan analizada, tan reflexionada tiene que estar fundada en la responsabilidad, acorde a valores, principios y criterios, por eso la libertad no es hacer “lo que me dé la gana”, ya que se circunscribe o está limitada por las leyes de la naturaleza social donde está implícito el respeto que nos debemos. Simbólicamente, la libertad se manifiesta en muchas expresiones, interpretaciones e imágenes. Pero en el entramado, tal sentido simbólico es un más allá de la representación que vive al interior del hombre, que esta desamparada por todas las instituciones constitucionales y democráticas.
La libertad en su dimensión simbólica, es una respuesta a la opresión, a la injusticia, como el mayor valor dado al hombre en su concepción, con limitaciones dentro del valor que representa al unísono de ser un atributo humano. La explosión tecnológica debe ser materia de control. Hay situaciones que merecen ciertas medidas, pues se aprecia la medida de amenazas que hacen peligrar la libertad y crear dependencia.
La filosofía en plenitud circunda el universo evocando símbolos de libertad que no es otra cosa que explicar las razones del hombre en el mundo para transformarlo, para enseñar que el hombre va tras el orden social amparado en el principio de libertad con responsabilidad. En su recorrido la libertad se afianza en principios humanistas, simbolizados por la verdad y la justicia. La voluntad humana simboliza el camino hacia dar sentido de vida en un ambiente donde muchos símbolos se oponen, símbolos como la violencia y la corrupción que hoy en día están presentes en las practicas del poder y la gobernabilidad, en las prácticas de la convivencia social.
La libertad esta asediada, esta abordada por la voluntad ambiciosa de los gobernantes, cuyo instinto es coaptar todo espíritu de lucha del hombre. El hombre recorre el mundo buscando la unidad de la vida, para servir y amar. Pero en ese discurrir mundano encuentra una naturaleza de vida, llena de unidad bio, pero allí impera también el símbolo del poder que traza líneas de necesidad personal conspirando siempre contra el humanismo con metas muy diferentes como son la destrucción de la naturaleza y su apoderamiento, obra que realiza con la fuerza de falsos dioses para gobernar sin escrúpulos, desconociendo la fuerza espiritual que evoca la libertad emanada de la verdad, de la paz, del amor para servir, reconocido en la Génesis de una existencia de un ser plenamente divino, plenamente humano que dio sentido a la vida mediante el discurrir de un evangelio como mensaje a toda la humanidad para su praxis, con libertad responsable, y con la misma libertad lo harán quienes guardan una creencia personal.
La libertad se convierte en tema universal, en especial cuando el mundo trasciende bajo posturas de justicia social, de razones que inspiran al hombre sobre un mundo libre de esclavitud, que se va plasmando en lecturas, libros y escritos que suben por los saberes de la cultura y de la historia. De allí surgen posturas sobre la libertad, como que la libertad nos susurra imperfecta, vacía y efímera, en medio de limitaciones y desgracias que la hacen a veces frágil, pues la libertad está llena de más símbolos negativos. Y, aun así, siempre la añoramos soberana.
De la libertad se habla mucho o muy poco, todo dependiendo de los intereses que se enfrenten. En este tema sobresalen las mentiras, los rostros enmascarados, las esfinges políticas, el silencio y el vacío de la justicia, la impunidad y otras tantas producciones humanas. Las personas ya no son tan humanas, se gobiernan cosas, no seres, circulan los cristos rotos, los siervos sin tierra, la trinidad se ha disuelto, la justicia ciega y los jueces son de mármol, importa más la ley que el hombre, surgen los dioses de barro, el medico no diagnostica, lo hacen las maquinas, se vive la ciencia sin conciencia que reemplaza a Dios, a la religión le separaron a Dios. La democracia está sin demo, los algoritmos ejercen control social y humano, la libertad no es ninguna obsesión, a la vida le arrebataron la historia y las palabras perdieron su sentido, la comunicación se perdió en la torre de Babel, ¿y de la libertad que nos queda? Solo símbolos y dimensiones que se amordazan con leyes impuras.
Hoy, cuando la libertad esta decaída, la política, la justicia y el estado, son toda una institución comediante, con idiotas al frente, vestidos de cinismo, con mentiras a flote y bajo la aureola de la corrupción, alzando en sus discursos una suculenta retorica acompañada de virulentas tragedias griegas y una frágil memoria que les hace olvidar todo como la praxis de sus capacidades de gestión.
La libertad pertenece a la nada o como dice el poeta, pertenece al yo, a esa unidad oculta del mundo, donde impera el imperio de la necesidad de los corruptos aliados con el poder y el dominio perverso. Vivimos en el país de a medias. Si, aquí en Colombia y en gran parte del mundo todo se desarrolla a medias, todo se cumple a medias, todo se decide a medias, todo se proyecta a medias. Este a medias, nos identifica como el país de los elefantes blancos, mientras que la salud, la educación, los acueductos, los centros de recreación, están en vilo. Viviendo sus desgracias.
Ningún sistema que atente contra la libertad, que la irrespete, podrá llamarse democrático, de lo contrario será un régimen dictatorial, con filosofía de estado capitalista. La libertad se levanta sobre símbolos de franqueza, igualdad o responsabilidad, donde las dimensiones humanas son un obrar que rompe cercos y brechas colocadas por el poder administrativo. Colombia y el mundo sobre la libertad, caminan sobre campos espinosos, sin que se vislumbren cambios, no obstante que se crean proyectos para mejorar la justicia, que el final sus efectos son inanes.
La grandeza de un pueblo se mide por la práctica de la libertad donde fluya la verdad sin hipocresía, donde fluyan prácticas de no violencia, no racismo, no eliminación de lideres, no desigualdad, no pobreza ni injusticia social. La historia de Colombia ha sido un drama violento provocado por los caudillos políticos y otros de distintas estirpes que han pasado por encima del pueblo coartando su libertad con la muerte.
Las crisis humanas han salido del vacío en que se encuentra la justicia y la libertad. Ese vacío ha venido incursionando en las distintas disciplinas de la administración pública. Nuestro estado y la sociedad generadora de colapsos de libertad son incapaces de afrontar las crisis porque la libertad decadente y la justicia está en la nada y en la irresponsabilidad, de querer hacer lo que se quiere, sin importar los otros y sus derechos, porque la modernidad irracional florece con dominio.
Afrentas a la libertad son los excesos de poder, la irresponsabilidad social y la politiquería barata, lo es también la permisividad que permite una crisis de libertad y a estos se añade toda omisión a los objetivos funcionales enmarcados en la constitución. En nombre de nadie, ninguna institución de estado puede ejercer amenazas. En el mundo hoy y siempre los grandes poderes viven generando actos hostiles y de guerra, de miedo y terror, con la fabricación de armamentos y tácticas de destrucción, que son atentado al principio y al atributo humano de vivir en paz y en libertad. De allí que se insista que el terrorismo, la violencia, la dictadura y otros inculcados, legitiman atentar contra la libertad.
Es de la esencia humana buscar trascendencia y transformación, considerando que la vida es libre dentro de los principios de liberar la conciencia, haciéndola poseedora de buscar los más efectivos alcances para ser libre y responsable, comprendiendo que a todos nos asiste el atributo de la igualdad en un plano de dignidad humana y libertad interior. Sentirnos liberados es un compromiso para ser justos, para despojarnos de los juicios temerarios, acto que es difícil en su praxis, pues siempre nos sentimos justos y poseedores de la verdad. Condenar al otro es profanar la justicia y la libertad, nunca somos sinceros consigo mismo y por ello degeneramos en doble moral. Pareciera para muchos que la conciencia es una ficción y faltamos así a la honestidad, por lo que nos hace enemigos y vulneradores de la libertad, perdiendo el sentido de humanidad.
Perdemos la libertad cuando nos encadenamos a vicios, a las cosas sin control, y a instintos de poder opresor, que exceden los límites. Se es libre se pregona cundo el hombre libra su conciencia de injusticias buscando la superación. El sabio Epicteto decía que la felicidad no consiste en adquirir y gozar, sino en no desear nada, pues consiste en ser libre. El hombre en su devenir enfrenta múltiples conflictos para defender sus atributos. A esta guerra fría le proporciona, le imponen ataduras por quienes forjan limitaciones y pasiones, masa crítica de personas e instituciones con poder, que son incapaces de pensar en la convivencia social.
La razón humana con practica solidaria conduce a pensar en lo que como ciudadanos nos corresponde hacer, esto es, ser unos rebeldes sociales y políticos para defender los derechos dados por la democracia, propiedades humanas inseparables. La esencia de la libertad, revisa el carácter de la libertad incitando a la sociedad a pensar sobre las correctas dimensiones humanas que al decir del pensador social: la libertad que se defiende está conectada al orden y a la virtud, sin ellas, la libertad no existe.
Quienes ostentan el poder impropiamente, son dados a propuestas engañosas que buscan eliminar la libertad del entorno para beneficios como para distraer la realidad. Solo donde reina verdad se puede tener libertad, pero partiendo de la base de no ser un pregonero hacia afuera, alardeando un sentir inmaculado de la verdad. A los poderes, les queda difícil gobernar con la verdad. La libertad es propia de quienes poseen y obran con madurez, y aquí la libertad se convierte en un autogobierno donde el libre albedrio les hace frente a los desacuerdos y a los procesos donde no se cumple la gestión pública, donde el voto es manipulado, comercializado para frenar la libertad política. Pero el pueblo no puede claudicar y la defensa del voto se seguirá ejerciendo con todas las fuerzas humanas, para hacer de este símbolo, propiedad social, libertad de un pueblo. Inspirado por la democracia, para las conciencias limpias de impurezas corruptas, sociales y políticas y de todo germen o pandemia que lo quiera profanar.
Ser libre es la persona que toma decisiones sin temor, con seguridad, pues su conciencia esta liberada de toda acusación indebida y de contradicciones y tienen de ella gran confianza y lealtad. Son muchos los intelectuales comprometidos que le huyen a las explicaciones, pero si manejan con propiedad las justificaciones de sus actos indebidos. Sacrifican la ética ante su ineficacia sin comprometerse, ya que han perdido la libertad de sus valores y la autenticidad como ser, ser.
En este devenir histórico de la libertad, el hombre ha tenido como juez a su conciencia, pero le tiene miedo, porque un halo de incertidumbre siempre está presente, una duda emerge que frena la esencia propia de su verdad, en alguna maraña interna de mentiras.
Esta dicotomía lo mantiene huyendo de la libertad, no la quiere conquistar, pues se la han arrebatado tantas veces que prefiere la nada, el vacío.
Mariano Bernardo Sierra Sierra
Abogado, egresado de la Universidad Libre de Colombia