Magister en Lingüística y Español de la Universidad del Valle, Licenciado en Educación – Especialidad en Lenguas Modernas de la Universidad de Nariño; Actualmente profesor jubilado de la Universidad de Nariño y miembro activo del grupo GICI.

 

“La Lectura debe ser una forma de felicidad”,  Jorge Luis Borges, en Librepensadores.

I

En verdad, no es por molestar; pero es que me dio mucha brega ingresar a la Escuela Normal de Pasto; de todos modos, sí pude mirar que la biblioteca estaba cerrada y, al preguntarle a un alumno desprevenido, dijo que así está desde que empezó la pandemia; es decir cerca de dos años, sentí pesar por los libros que deben estar tapados de polvo, llenos de ácaros y raídos por los ratones.

 

Mi interés estaba en releer un libro que titulaba “Pedagogía y otras Bagatelas”, pues, me había comprometido con un conferencista que vino desde Bogotá, en la celebración de los cien años de creación de la Gran Normal de Occidente, para xerocopiarlo y enviárselo.

 

Pues esto recordé, ahora con el desfile de los alumnos en sus bicicletas, tras de una banda autóctona que emocionada entonaba “El Chullita quiteño”  (sin palabras), y un docente, sería, que repetía una consigna sobre la conmemoración; es verdad, no es por molestar.

 

Bueno, pero dirán ¿y éste a dónde va? pues, aunque miré de reojo, el Campus de la Normal se está llenando de nuevos edificios para aulas de clase, supongo; y al parecer siguen construyendo para llenarlos de alumnos que no tendrán un espacio para la recreación, el deporte, las danzas, los coros, el teatro, las bandas marciales y demás actividades sociales y culturales que son tan o más importantes que las informaciones que reciben en los cursos.

 

A ver, no es por molestar, pero en una concepción moderna de la educación, ésta debe girar alrededor de los eventos culturales, donde el alumno logre ampliar el conocimiento, la creatividad, la libertad, en su mejor sentido, y no ese individuo disciplinado en el cumplimiento de unas normas restringidas, y una obediencia ciega a unos diseños por el estado que le interesa formar ciudadanos obedientes y sumisos que habrán de votar por quienes pregonan el estatus quo.

 

Pues sí, este artículo no tiene la rigurosidad de una investigación, porque no tengo los medios y tampoco el tiempo; pero sí tengo confianza en que el nuevo país que esperamos será mejor que este país que tenemos.

 

¿En qué enmarco este artículo? Pues, en que los jóvenes estudiantes deben salir a votar y elegir libremente por quien crean les ofrece un cambio positivo y favorable para su porvenir.

II

Ciertamente, de algún modo se logró enseñar a leer; pero nadie ha podido lograr que los niños disfrutaran de la lectura.
“La Lectura debe ser una forma de felicidad”,  Jorge Luis Borges, en Librepensadores.

 

En otras palabras, se ha exigido a los niños que aprendieran a leer y escribir; con el cuento de que, este esfuerzo de ahora les será muy útil después. Y, no es por molestar, pero yo no me trago ese sapo; porque con el aprendizaje de tal descifrado, solamente se ha formado niños analfabetos que nunca leerán por el placer de descubrir nuevos significados en mundos diferentes; interesantes figuras creadas en la imaginación. Al respecto, Nancy Urrea, Licenciada en Español y Literatura considera que “varios factores deben responder en el momento de integrar a un niño en un ámbito complejo de códigos y símbolos sin resolver; pues a esa edad (6 o 7 años)  prefieren jugar a la pelota con sus amigos; puesto que  tiene otras motivaciones. Dichas situaciones pueden ser interpretadas por el docente a cargo o, mejor aún, si se trata de una constante, como lo es en nuestro país, tal y como lo indican las pruebas saber de años anteriores, el ajuste debería llevarse desde el currículo escolar” (1).

 

Y esta es una triste realidad que eludimos y que ningún método intenta corregir; solamente pregonan la inversión de millonadas para dotar las bibliotecas de los Colegios, en cuyas sillas brillan los usuarios por su ausencia.

 

Sobre lo dicho, el Escritor Mario Mendoza expresa: “La élite gobernante está formada por unos analfabetos funcionales; es decir gente que sabe leer y escribir, en teoría; pero nunca pasa por una librería y nunca compra un libro; son personas ignorantes que no entienden la dimensión del libro, ni la importancia de la lectura; por eso no la difunden, por eso no la defienden”. (Noticias Uno)

 

Nuevamente reitero, no es por molestar, sino que muchos burócratas estarán esperando a ver que hacen en otros países, en otras sociedades más desarrolladas, para mal copiar los avances, sin saber que tal procedimiento nunca ha funcionado, por la simple razón de que las experiencias anteriores de tales comunidades educativas, en nada se parecen a las nuestras.

 

En palabras de Nancy Urrea: “En otros países, los encargados de dirigir estos cursos son profesionales con títulos de maestría o doctorados, debido a su capacidad de manejo de situaciones complejas, en edades tempranas; pues, muchas de nuestras aulas que atienden esta población no cuentan con la debida dotación, ni para atender los casos apremiantes en sus aulas” (2).

 

Ahora bien, y no es por molestar, en algún artículo escribí que hoy por hoy no me comprometería en esta tarea por muchas razones; entre otras por la superposición de la mecánica en la enseñanza de la Lectura y Escritura, sobre el significado de los eventos comunicativos, remitirse (3).

 

En tal sentido, aunque las conclusiones de esta investigación no han sido confrontadas; si quiero reiterar sobre el gran aporte que puede ofrecer la lúdica bien dirigida por maestros que entiendan los fundamentos enunciados en el subtítulo del libro y explicados en los diferentes capítulos de éste.

 

Para el jodido caso, retomo la tan llevada y traída afirmación de que el niño, a la edad de dos años, empieza a desarrollar la capacidad de aprendizaje de nuevas expresiones comunicativas, y no solamente en el campo lingüístico, sino también en el espacio del conocimiento; es decir, no solamente en situaciones de aprendizaje, sino en la generación de nuevas estructuras que permiten habilitar las neuronas cerebrales; y, al tiempo evitar que tales neuronas se perdieran, y se volvieran taras cerebrales.

 

En razón a lo cual resultan mis preguntas:

 

¿Qué hacer para que el niño descubriera la lectura y la escritura en el momento indicado, para que éstas le satisficieran sus necesidades reales de comunicación?

 

¿Qué necesitan los maestros para lograr que sus alumnos descubrieran la importancia de la lectura y la escritura, como medios de comunicación distintos al sistema oral que se aprenden de una forma natural y espontánea?

 

Creo haber explicado estos temas en mis cursos de Lingüística General; y, si mal no recuerdo, en mi Texto “Fundamentos de Lingüística General (4), hay unos capítulos que refieren estos temas.

 

De todos modos, nos descuidamos en la búsqueda de nuevos elementos lúdicos para despertar el gusto del niño en la práctica voluntaria de una lectura libre, que lo condujera hacia el encuentro del goce con la lectura; tal como dice J.L. Borges: “A esa forma de felicidad que es la lectura”. Reitero, los clubes de lectura, así como las ferias del libro, abundan por todo lado y en muchos casos promovidos por importantes medios de comunicación; pero el resultado ha sido el mismo: abulia por la lectura y, de la escritura, ni se diga.

 

Como podrán colegir, con este artículo deseo aportar un punto de vista personal; pero no improvisado, para quienes estuvieran los interesados en el cambio; para aquellos que no temen equivocarse haciendo; para los que se intentaran por generar ideas alrededor del tema expuesto; pues, no estaría por demás revisar los artículos citados (3).

 

III

Gracias a las colaboraciones de las profesoras Nancy Urrea Lizcano y Lidia Estela Alarcón, puedo inferir que en sus conceptos admiten la necesidad de que los profesores aporten sus conocimientos y experiencias en el campo del proceso de enseñanza y aprendizaje de la lectura y la escritura, en el contexto de esta propuesta.

 

Tales docentes, además, sí puntualizan directamente sobre mi afirmación en el sentido de que el niño del Nivel Primario no encuentra la razón para aprender dichos sistemas de comunicación que, en su momento (5 o 6 años), no cumplen con su razón de ser tal como sucede con el sistema de comunicación oral que, de una manera natural y espontánea, el niño aprende por la necesidad de comunicarse con quienes le rodean. Insisto y no es por molestar, los sistemas de lectura y escritura deben someterse al proceso de aprendizaje; tal como de una u otra manera, bien o mal, han servido; pero, digo yo, a empujones sin cumplir con su real propósito; es decir, sin que le niño hubiera podido apropiarse natural, racional, eficiente y eficazmente de este medio tan necesario para el desarrollo de la humanidad.

 

Al respecto, recibí un vídeo (enero, 2022) donde el conferencista insiste en que “el Sistema Educativo debe formar hombres de calidad total, así como sucede en el Japón que a pesar de sus limitantes, tiene uno de los índices educativos más altos del mundo; y, según él, esto se debe a que se ofrece una educación formativa, basada en valores, más que una educación instructiva”.

 

Sea como fuere, unos tantos niños sí lograron superar el aprendizaje del descifrado y alcanzaron “esa forma de felicidad que es la lectura”, como dice J.L. Borges; aunque la gran mayoría de niños no manifiesta ese placer; y reitero, a pesar de los clubes de lectura y las ferias del libro que abundan por todo lado y en muchos casos promovidos por importantes medios de comunicación; pero el resultado ha sido el mismo: abulia por la lectura y la escritura.

 

Concretamente, nada podría insinuar hasta tanto se experimentara con cuidado esta propuesta; por ahora, acojo las palabras de la Profesora Nancy Urrea Lizcano: “me pareció muy interesante el tema de la lectura; aporto o abono los nuevos formatos de las Nuevas Narrativas, donde es importante el conocimiento desde el dominio  que tengan  los maestros hacia estas habilidades, no se puede enseñar lo que no se tiene o conoce; entonces también depende del esfuerzo del docente por estarse retroalimentando con los nuevos formatos incluyendo los digitales, mirando qué formato sirve para los niños dentro de las nuevas estructuras sociales; pues, hay que tener un conocimiento bastante amplio de las políticas educativas; lo que los docentes violentamos, a veces, por no tener esas informaciones tan pertinentes de los currículos; pues, a través de las didácticas se puede hacer cosas maravillosas” (4).

 

También aporta al respecto la Profesora Estela Alarcón, con los siguientes conceptos:

“La brecha generacional entre los chicos que ya nacen predispuestos a la tecnología y los maestros que aún no se acostumbran a ella”.

 

“La pandemia, de alguna manera obligó a los docentes a aprender, con las clases virtuales; que de paso te digo que no sirvieron para nada…absoluto fracaso”.

 

“Hay que hacer algunos cambios para que la educación sea bimodal; tres días presenciales y dos virtuales”.

 

“Los chicos viajan en avión y los maestros en carreta, ese es el problema. Los Institutos formadores y universidades tienen un currículo que no se adapta a nuestros niños” (5).

 

El problema es complejo y la propuesta está en ciernes; entonces por ahora, les invito a conceptualizar sobre cualesquiera de las aristas que pudieran encontrar, sin salirse del foco temático que, tal como se mencionó, trata de la importancia de la lúdica, en el proceso de generación de estructuras de la lengua, dentro de la acción social de la comunicación de experiencias que nacen en el momento del intercambio de nuevas ideas para la generación del conocimiento. Y…ojo, aquí como que piso terreno movedizo al tocar aspectos de la Inteligencia Artificial (parecería, pegado con alfileres, véase (7); pues, así es como interpreto el asombro que ha causado tal hecho que está basado en la habilidad (¿capacidad?) de los robots para generar las estructuras de la lengua adecuadas para mantener una conversación coherente con un ser humano que actúa bien como receptor o transmisor en (¿el evento comunicativo?). En fin, y no es por molestar: no sé, no sé, no sé. Confío en que otro loco se involucre en este cuento, por el momento espero que, en una próxima película, humano Vs. robot, tengan su partida de ajedrez.

 

 

Marco Freddy Solarte Ruano

Profesor Titular, jubilado por la Universidad de Nariño.

Magister en Lingüística y Español – Universidad del Valle, Cali, Colombia

 

 

 

  1. https://revistas.udenar.edu.co/index.php/rheprol/article/view/5186

2. “Protagonista: el maestro. Un estudio Psico socio lingüístico sobre el proceso de Aprendizaje de la Lectura y la Escritura*”, CEPUN, 1993.

3. https://www.facebook.com/marco.solarte.39

4. “Protagonista: el maestro. Un estudio Psico socio lingüístico sobre el proceso de Aprendizaje de la Lectura y la Escritura*”, CEPUN, 1993.

5. Nancy Urrea Lizcano. Lic. Español y Literatura. Especialista Edumática. Magíster en Pedagogía y Desarrollo Humano. de la IEM de Pereira, Colombia.

6. Lidia Estela Alarcón de la IEM de Chilecito, Argentina.

7. “Notas sobre Programación Neurolingüística”

 


 

Anexo 

Apreciado Marco, respecto a tu artículo, me gustaría hacer mención sobre algunos elementos que considero importantes durante el proceso lecto- escritor de un niño y aunque quizás no den respuesta a tu pregunta, pueden abonar a una mejor comprensión de la situación problemática que la situación conjuga.

 

Considero responsables varios factores al momento de integrar a un niño en un ámbito que le representa un complejo compendio de códigos y símbolos sin resolver (si tienes 6 o 7 preferirías estar jugando afuera a la pelota con tus amigos; es decir, es natural que a esa edad tengas otras motivaciones). Dichas situaciones pueden ser leídas, interpretadas y ajustadas o no por el profesional a cargo dentro de sus planes de estudio o mejor aún, si se trata de una constante como efectivamente lo es para nuestro país tal y como lo indican las pruebas saber de años anteriores, el ajuste debería llevarse desde el currículo escolar.

 

Me parece pertinente no sólo mencionar el problema sino, las posibles causas que han incubado tal situación en nuestra infancia y que involucra componentes del sistema educativo o los agentes que lo trasponen en las aulas de clase.

 

El tan reconocido sistema educativo finlandés, por ejemplo, no se apresura a escolarizar a los niños antes de los 7 años y allí, en la escuela tienen asegurado su material didáctico y alimentario a posteriori del entorno familiar y social. En otros países, los encargados de dirigir estos cursos son profesionales con títulos de maestrías o doctorados debido a su nivel de manejo de situaciones complejas edades tempranas. Muchas de nuestras aulas que atienden esta población no cuentan ni siquiera con dotación, profesionalismo e idoneidad para atender los casos que apremian atender en sus aulas.

 

Hasta aquí, sólo he mencionado que en parte el éxito allí es cultural, estratégico y sistemático donde por lo menos los niños en edad escolar tienen aseguradas sus necesidades básicas y sus preocupaciones o realidades son diferentes respondiendo a motivaciones de diferente índole.

 

advertimos que en esos países pilares de éxito educativo los niños tienen relativamente “una vida feliz”, sus constructos psíquicos y socioafectivos deben responder mayormente a estímulos que inciten el transformar la idea y lo puedan relacionar en un mundo sin tener que suicidarse porque también hay que decirlo, la tasa allí es altísima.

 

Sin embargo, y me acojo en parte a esa premisa, el nivel exponencial de un infante con su entorno familiar en las primeras etapas, constituye en el motivador primario del desarrollo de hábitos  tangibles logrados a través de los patrones de conducta visibles que éste ubique y que lleguen a ser convencionalizados para trasponerlos a su propia realidad.

 

En la escuela, el niño está totalmente sujeto a la responsabilidad, profesionalismo y experticia del maestro para comprender el relato fantástico de su referente con el mundo real.

 

En parte, que los niños se sientan apáticos a la lectura se debe a que no ven un referente de adulto en casa que lea para cultivar (el patrón) el hábito de lectura, socializarlo, analizarlo o expandirlo.  En clase, cómo se presente el formato o la narrativa tiene relación intrínseca al universo estudiantil al que va dirigida esa lectura donde, de manera planificada, se han dispuesto una o varias secciones con intenciones específicas. Hasta ahora, no se mencionó que el niño participara de la selección del texto, pero sí evidenció conductas responsables alrededor del libro, una lectura, una idea o una pregunta.

 

Por otra parte, en estas edades es posible que se puedan presentar disociaciones con la realidad debido a los estímulos que ven en la televisión o internet;  estar sobre estimulados con imágenes, sonidos o dulces; estar mal nutridos y hasta haber dormido mal la noche anterior antes de  presentar un texto; por tener biberones digitales antes que empiecen a balbucear, cosa que va ligada a la primera. Otro aspecto es la orfandad en medio de una sociedad ocupada, estresada y sin tiempo para responder y atender con tiempo de calidad a un niño con una demanda tan alta de atención.  En realidad, somos muchos los responsables de que los niños desde pequeños no hagan una lectura del mundo que los rodea primero, se debe a que mucha información que requieren para formar hábitos o ser en gran medida analíticos.

 

Todo parte cuando con desidia no se le responde al niño, se ignora o no presta atención, no se le mira a los ojos, no hay una actitud de respeto y se es cuidadoso con las palabras. El niño escucha, pero lee también a quien le ofrece una variable vehemente en lo que escucha.

 

La lectura inicia con imágenes, colores, formas, podría decirse que todo lo que podamos ver o imaginar puede ser una narrativa decía Bruner a propósito del relato: ” es el que nos lleva a representar la realidad, a describirla, a transformarla” las creaciones o producciones espontaneas orales o escritas que desarrolle un niño, serán constructos de su mundo de ideas, de lo que podamos modelar para él dentro de tantas posibilidades. Definitivamente educar, es un acto de amar como lo dijo Freire.

 

Ahora bien, las narrativas mediáticas que enfrentan los niños deben ser reguladas por los adultos de forma estratégica tanto en casa como en la escuela.

 

Por una parte, el maestro debe sacar provecho de los aportes que le pueden brindar los nuevos formatos eso sí, con el ánimo que cuente con voluntad y disposición para aprender sobre TIC y desarrolle de manera responsable las habilidades necesarias que le aseguren a él y a sus estudiantes una óptima trasposición de saberes.

 

Así mismo, creo que un libro tiene el poder para traer un niño a la realidad y lo considero una herramienta y también una oportunidad de acercarnos en casa con nuestros hijos.  Un libro, permea el tiempo y es una recomendación para familias que se preocupan por aprender a escuchar a sus hijos. Eso seguro garantiza no sólo buenos hábitos para los niños quienes en un pestañeo crecen sino, para formar vínculos indisolubles a través de la palabra en familia.

 

San Juan de Pasto, enero 2022.

 

 

Nancy Urrea Lizcano. Lic. Español y Literatura. Especialista Edumática. Magíster en Pedagogía y Desarrollo Humano. de la IEM de Pereira, Colombia.

 

 

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