El futuro de la democracia a escala mundial pende de un hilo…

 

Hay otro aspecto negativo en el decreto, que es la ausencia de las humanidades; solo habrá ciencias básicas y aplicadas. Me voy a apoyar, para advertir del peligro que esto significa, en una cita de la filósofa norteamericana Martha Nussbaum.

 

Estamos en medio de una crisis de proporciones gigantescas y de enorme gravedad a nivel mundial… Me refiero a una crisis que, con el tiempo, puede llegar a ser mucho más perjudicial para el futuro de la democracia: la crisis mundial en materia de educación.

 

Se están produciendo cambios drásticos en aquello que las sociedades democráticas enseñan a sus jóvenes, pero se trata de cambios que aún no se sometieron a un análisis profundo. Sedientos de dinero, los estados nacionales y sus sistemas de educación están descartando sin advertirlo ciertas aptitudes que son necesarias para mantener viva a la democracia.

 

Si esta tendencia se prolonga, las naciones de todo el mundo en breve producirán generaciones enteras de máquinas utilitarias, en lugar de ciudadanos cabales con la capacidad de pensar por sí mismos, poseer una mirada crítica sobre las tradiciones y comprender la importancia de los logros y los sufrimientos ajenos. El futuro de la democracia a escala mundial pende de un hilo… En casi todas las naciones del mundo se están erradicando las materias y las carreras relacionadas con las artes y las humanidades, tanto a nivel primario y secundario como a nivel terciario y universi­tario. …estas carreras y materias pierden terreno a gran velocidad, tanto en los programas curriculares como en la mente y el corazón de padres e hijos. Es más, aque­llo que podríamos describir como el aspecto humanístico de las ciencias, es decir, el aspecto relacionado con la imaginación, la creatividad y la rigurosidad en el pensamiento crítico, también está perdiendo terreno en la medida en que los países optan por fomentar la rentabilidad a corto plazo mediante el cultivo de capacidades utilitarias y prácticas, aptas para generar renta[1].

 

Es un grave error que el sistema educativo del país pretenda dedicarse solamente a formar para el trabajo, que se dedique exclusivamente al saber hacer.

 

En un momento en que la imaginación y la creatividad son indispensables, es un grave error que el sistema educativo del país pretenda dedicarse solamente a formar para el trabajo, que se dedique exclusivamente al saber hacer. La tendencia de la transdisciplinariedad, en cambio, es derribar los muros artificiales que las disciplinas habían levantado entre el ser humano y la naturaleza y, por ende, entre las ciencias “duras” y las humanidades. Hoy sabemos que, por ejemplo, la novela Los hermanos Karamázov de Fiodor Dostoievski enseña más de la personalidad humana que muchos tratados de Psicología o que Cien años de soledad muestra que desde la aldea se pueden hacer planteamientos universales. En esta dirección es que hemos formulado en nuestra Reforma Universitaria el paradigma Universidad-Región.

 

Como leemos en el Artículo 2. Finalidad. …dinamizar la innovación, la productividad y la competitividad del sistema productivo nacional, en especial de las regiones afectadas por el conflicto; fomentar y reconocer la cualificación y el desarrollo humano para el empleo…

 

Sin duda la innovación y la productividad son importantes. Sin embargo, preocupa la insistencia en el desarrollo humano para el empleo; seguramente, muchos habitantes de estas zonas no estarán interesados en convertirse en asalariados –es decir, emplearse–, para lo cual seguramente tendrán que trasladarse a las ciudades. Muchos, en cambio, querrán crear en sus propios territorios condiciones de modos de vida alternativos, así como conocer la historia de su región para desentrañar las causas profundas del conflicto, saber sobre la historia y las experiencias de las organizaciones solidarias, etc. Estos conocimientos no los ofrece el documento que aquí comentamos.

 

Preocupa la insistencia en el desarrollo humano para el empleo

 

Además, el problema de empleo no es un asunto de voluntad del Gobierno ni de capacitación de los trabajadores; el desempleo es consustancial al modelo económico, por la razón sencilla de que a más avances técnicos mayor productividad del trabajo, es decir, cada vez se requiere menos fuerza de trabajo para producir la misma cantidad de mercancías. La única solución al desempleo sería la disminución de la jornada de trabajo, lo cual es imposible. Esto ya lo había planteado un pensador hace 150 años. Carlos Marx escribió lo siguiente, en el primer tomo de El capital:

 

Este descenso relativo del capital variable, descenso acelerado con el incremento del capital total y que avanza con mayor rapidez que éste, se revela, de otra parte, invirtiéndose los términos, como un crecimiento absoluto constante de la población obrera, más rápido que el del capital variable o el de los medios de ocupación que éste suministra. Pero este crecimiento no es constante, sino relativo: la acumulación capitalista produce constantemente, en proporción a su intensidad y a su extensión, una población obrera excesiva para las necesidades medías de explotación del capital, es decir, una población obrera remanente o sobrante[2].

 

Se trata de un problema que no ha sido entendido por el pensamiento económico dominante, el neoclásico. Ricardo Dávila director de Portafolio, en un artículo en el que hace un balance del Foro Económico Mundial de Davos, 2017, plantea este problema como un descubrimiento novedoso, al respecto afirma:

 

Y el asunto se vuelve urgente porque la revolución tecnológica si­gue en marcha. Para citar un caso, los carros sin conductor formarán parte de la cotidianidad en unos po­cos años, lo cual puede dejar sin ofi­cio a millones de choferes. Cuando estos individuos queden en la calle, saldrán a exigir respuestas inme­diatas, con la probabilidad de que los movimientos radicales traten de canalizar la ira colectiva. En respuesta, los expertos afir­man que hay que mejorar la educa­ción y poner en marcha planes de reentrenamiento[3].

 

Aunque la preocupación del autor es que los movimientos radicales traten de canalizar la ira colectiva, de todas maneras reconoce que la técnica crea desempleo. Y obviamente el avance de la técnica ni se puede frenar ni tendría sentido hacerlo.

(3 Parte) El sector productivo decidirá el contenido de la enseñanza que el SENET debe impartir

 

 

[1] NUSSBAUM, Martha (1997) Sin fines de lucro. Por qué la democracia necesita de las humanidades, Bogotá: Katz discusiones, págs. 19-20.

 

[2] MARX, Carlos (1976) El capital, tomo I, México: Fondo de Cultura Económica, pág. 533.

 

[3] El Tiempo, 22 de enero de 2017.

 

 

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