Una limosnita, para el año viejo, que se está muriendo, muriendo de viejo
Una de las canciones tradicionales que se dedican al “Año viejo”, y que se interpretan en ritmo de sonsureño, es la que se titula “Una limosnita”, creada por allá en la década de los setenta del siglo XX, cuando aún entre guaguas y chiquillos los hermanos Héctor, Javier, Arnulfo y Jairo Rodríguez Rosales, Jaime Rodríguez Alvarado, Germán Maigual, Luciano y Libardo Pantoja Rosales, Lucho y Pedro, entre otros, iban de casa en casa en el barrio Miraflores de Pasto, disfrazados y pintados, unos de “viudas”, otros de “huérfanos” y otros de “dolientes”, y acompañados de guitarras e instrumentos de percusión, recorrían el vecindario bailando y cantando canciones como “El Año viejo” del compositor colombiano Crescencio Salcedo (Palomino, Bolívar 1913-Medellín, 1976), cuya letra dice así:
“Yo no olvido al año viejo
Porque me ha dejado cosas muy buenas
Hay yo no olvido al año viejo
Porque me ha dejado cosas muy buenas
Mira!
Me dejó una chiva,
Una burra negra,
Una yegua blanca,
Y una buena suegra
Hay me dejó una chivita,
Una burra muy negrita,
Una yegua muy blanquita
Y una buena suegra.
Hay me dejó, me dejó, me dejó
Cosas buenas, cosas muy bonitas,
(Ayyyy ayyy como gozo anda)”[1]
Al tiempo que se pedía “limosna” para comprar el combustible para quemar al “viejo” a medianoche, no sin antes leer ante familiares y vecinos el “testamento del año viejo”. Las familias abrían las puertas de sus casas para que entrara la murga y pudieran cantar versos y canciones, y bailar al son del sonsureño. Por supuesto, los vecinos no solo nos regalaban monedas, sino comida, dulces y bebida, por lo que terminábamos bailando hasta las primeras horas del año nuevo, en cualquier casa del vecindario. La letra de la canción “Una limosnita”, dice así:
Una limosnita,
para el año viejo,
Que se está muriendo,
muriendo de viejo. (Bis)
Cien pesitos nada más
O si quiere da doscientos. (Bis)
Oiga vecinita
No sea tan “agarrada”,
Saque cien pesitos
Para el año viejo,
Que se está muriendo
Muriendo de viejo. (Bis)
Cien pesitos nada más
O si quiere da doscientos. (Bis)
Gracias ya, gracias sí. (Bis)
(El vocablo “agarrada” alude a una persona tacaña).
[1] SALCEDO, Salcedo. El Año Viejo. En: http://www.elvallenato.com/biografia/392/Crescencio-Salcedo-.htm. Consulta: 22-12-16.