Estos dos esbozos pretenden destacar el papel de las mujeres en el departamento de Nariño, cuando las condiciones para ejercer las funciones que hoy parecen tan normales constituían un accionar atrevido.

 

El tema de la mujer es un buen motivo para traer a la memoria una reseña de dos mujeres nariñenses quienes, desde dos orillas diferentes, se destacaron entre sus contemporáneas. La primera de ellas, Amalia Santander, se desempeñó como maestra de niñas en las dos últimas décadas del siglo XIX, en un contexto donde primaba la tendencia a dispensar a la mujer solo los conocimientos mínimos con el fin de asegurar su papel de guardiana de la moralidad en la familia.

 

Amalia, miembro de una de las familias liberales de mayor reconocimiento en la región, ingresó a la Escuela Normal de Popayán en 1875, institución que hacía parte de las políticas del gobierno liberal para formar un ciudadano ilustrado. Al terminar los estudios fue nombrada para dirigir la Escuela Superior de Niñas de Pasto, en la que va a impartir la educación bajo el enfoque pestalozziano, con igual plan de estudios al reservado para los varones, lo que ya era un avance en lo relativo a la educación femenina. El informe sobre la marcha de las escuelas oficiales de Pasto mencionaba que su escuela era una de las mejores que existían en el Estado del Cauca.

 

La posición liberal de Amalia le acarreó resistencias dentro del clero de la ciudad, con agresiones a las niñas que asistían a los oficios religiosos, expulsándolas de la iglesia por “estar instruyéndose dichas niñas en la escuela superior costeada por el gobierno”[1]. En 1885, con el inicio del periodo “regenerador”, los maestros y maestras liberales fueron retirados de las escuelas y la educación de las niñas pobres se vino a menos con el cambio de gobierno.

 

En segundo lugar, menciono a Cecilia Guerrero Orbegozo (1913-1951), considerada poetisa mística, muy reconocida entre las escritoras nariñenses y fundadora y directora de la revista Ideal Femenino, órgano de la Acción Católica regional y de la Asociación de Damas de la Caridad. Cecilia le cantó a las experiencias cotidianas de la región y con frecuencia escribía versos en los periódicos y revistas culturales, lo que significó para la época una incursión en un espacio masculino como era el campo literario, al que con timidez se acercaban las mujeres cuidando de inscribirse en las orientaciones consideradas como legitimas en el marco social.

 

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Cecilia Guerrero Orbegozo
Revista Ideal Femenino. Archivo, cortesía de María Teresa Alvarez Hoyos

 

Durante la República Liberal (1930-1946), la Iglesia tuvo que echar mano de nuevas estrategias para mantener centrada la atención de la población en sus dictámenes, pues el discurso social que habían introducido los liberales Olaya Herrera y López Pumarejo amenazaba el entramado social armado por la institución religiosa. La reforma constitucional propuesta por López, en la que se planteaba la intención de instaurar el divorcio y el matrimonio civil y modificar el concordato, fue factor de grandes desacuerdos, por lo que la iglesia organizó las “milicias” de la Acción Católica, con el fin de combatir los esfuerzos por implantar una legislación laica.

 

La revista Ideal Femenino divulgaba las orientaciones de la Acción Católica colombiana, dirigida por monseñor Juan Manuel González Arbeláez, quien se inspiró en la Falange Española de Francisco Franco e introdujo en las numerosas publicaciones que salieron a la luz en todo el país el lenguaje militarista propio de la Guerra Civil Española, con que personajes como Laureano Gómez incendiaron a Colombia en los años treinta y cuarenta del siglo XX.

 

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Revista Ideal Femenino. Archivo, cortesía de María Teresa Alvarez Hoyos

 

A pesar de lo anterior, la publicación le permitió a Cecilia y demás asociadas sacar adelante un proyecto editorial, divulgar la producción propia y hacer análisis sobre aspectos de su interés, tales como el feminismo en Colombia, el comunismo, la situación de España, la educación de la mujer, la personalidad de la mujer, la mujer de la Acción Católica y las crónicas locales, nacionales y del exterior. La escritora demostró la capacidad de luchar por un ideal –en este caso el de la Acción Católica femenina– y convertirse en sujeto activo de la historia, en una etapa en que las mujeres todavía no adquirían su capacidad de ejercer como ciudadanas.

 

Estos dos esbozos pretenden destacar el papel de las mujeres en el departamento de Nariño, a fines del siglo XIX y la primera mitad del siglo XX, cuando las condiciones para ejercer las funciones que hoy parecen tan normales constituían un accionar atrevido. Se puede considerar que Amalia Santander fue pionera en la modernización de la educación femenina en un contexto con fuerte tradición conservadora, fue un primer intento de educación laica y moderna. Cecilia Guerrero Orbegozo, en la otra orilla del pensamiento, fue pionera en el quehacer literario femenino en la región y en la fundación y dirección de una revista como vehículo para socializar los puntos de vista que preocupaban a las mujeres desde el catolicismo conservador. En síntesis, expresaron y defendieron el pensamiento de las mujeres que quisieron trascender las limitaciones de su rol tradicional y hacer parte de las transformaciones culturales de cada momento.

 

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[1] Archivo Histórico de Pasto. Fondo Correspondencia (07) 7-6, folio 1,2. Citado en Alvarez, Maria Teresa, “La educación de la mujer en el sur colombiano. Pasto 1880-1930”. Revista Historia de la educación latinoamericana, Tunja, No. 4 (2002), p. 91-108.

 

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