Los Páramos son ecosistemas estratégicos porque producen más del 80% del agua que consumimos en la región Andina, sin embargo, el cambio de uso del suelo es una peligrosa amenaza que podría llevar a una escasez de agua nunca antes vista.
Sin embargo, un cuarto elemento ha entrado a hacer parte de la regulación hídrica de los Páramos, y se conoce como el “cambio de uso del suelo”, el cual es uno de los componentes del actual cambio global (no significa necesariamente el aumento de la temperatura). Esto ocurre cuando la vegetación nativa de estos ecosistemas es reemplazada por usos agropecuarios como los cultivos (papa, zanahoria, haba, arveja, cebada, entre otros), la ganadería (obtención de leche y carne), siembra de especies exóticas (pinos y eucaliptos) y en el peor de los casos la minería (extracción de carbón y oro).
El resultado de ya varias décadas de este fenómeno en los Páramos son suelos degradados y en algunos casos totalmente inservibles para la regulación de agua. Los suelos se erosionan, pierden su materia orgánica, se compactan y se reduce dramáticamente su porosidad normal, impidiendo que almacenen, retengan y liberen gradualmente el agua.
Bajo estas condiciones, el recorrido de las gotas de agua que caen desde la atmósfera ya no es el mismo que en las condiciones normales. Debido a la disminución de la cobertura vegetal, las gotas están más expuestas a evaporarse rápido hacia la atmósfera, directamente desde el suelo, o por la transpiración incrementada de las plantas de cultivo y forestales exóticas, las cuales pueden utilizar hasta 50 veces más agua que las nativas. En este punto vale la pena preguntarse ¿cómo a los genios de la administración ambiental de nuestro país no se les ocurrió mejor idea que sembrar pinos y eucaliptos en los páramos y vendernos la idea de “reforestación”? (un solo árbol de estos puede extraer hasta 20 litros de agua diarios del suelo).
Por otro lado, al caer en suelos compactados por el pisoteo del ganado, las gotas no penetran en el suelo y siguen un viaje a la deriva sobre su superficie, en un fenómeno conocido como escurrimiento superficial. En casos leves esto aumenta los sedimentos del agua que bebemos, y en los peores provoca deslizamientos, avalanchas, inundaciones, y tragedias.
En conclusión, una significativa porción de las gotas de agua se pierde y son pocas las que finalmente llegan a los acueductos y llaves de nuestras casas. Además, debido al uso de plaguicidas se incrementa la concentración de contaminantes en el agua, resultando peligroso cuando no se cuenta con sistemas de tratamiento de aguas.
En conclusión, el viaje de una gota de agua desde la atmósfera hasta nuestras llaves es mucho más lento, escalado y accidentado cuando los Páramos están degradados por el cambio de uso de sus suelos, además de que no todas estas viajeras llegan a su destino final. Esto repercute en la cantidad, calidad y precio del agua que consumimos. Así se demuestra que este es un problema de todos, no aislado ni externo, sino cotidiano e interno, de todos los días y todas las horas. Gracias a que el cambio de uso del suelo aun no alcanza un umbral crítico, los Páramos siguen regulando el agua hacia las ciudades (funcionalidad remanente), y eso nos causa una falsa y peligrosa sensación de que nunca va a escasear.
Investigaciones en Ecohidrología (ciencia que estudia la relación entre las coberturas vegetales, el suelo y la producción de agua) en Colombia y con cooperación internacional, principalmente las del grupo de investigación en Hidrología y Modelación de Ecosistemas del Dr. Conrado Tobón en la Universidad Nacional de Medellín muestran lo contrario, el cambio de uso del suelo en los Páramos se proyecta como un factor de posible escasez de agua en la zona Andina de Colombia, incluso más grave que el efecto del cambio climático.
Las comunidades que habitan alrededor del Páramo de Paja Blanca adelantan procesos de protección y conservación debido a que la frontera agrícola estaba avanzando peligrosamente por algunas zonas del subpáramo.
A propósito del Dr. Tobón, la Universidad de Nariño recibió su visita el pasado viernes 15 de Septiembre, donde nos compartió una valiosísima conferencia llamada “La restauración de ecosistemas degradados desde una perspectiva Ecohidrológica”, con la que se resaltó la importancia de los ecosistemas altoandinos (Páramos y Bosques de niebla) en la provisión de agua a las sociedades, y en la importancia de su restauración y conservación para mantener un flujo de agua constante hacia nuestras llaves.
Desde el grupo de investigación Páramos y Ecosistemas Andinos del programa de Biología de la Universidad de Nariño hemos iniciado investigación en Ecohidrología, debutando exitosamente este año con la publicación de un artículo internacional en revista A1 (Journal of Soil and Water Conservation), denominado “The variation of infiltration and physical-chemical soil properties across a land cover and land use gradient in a Paramo of southwestern Colombia”, el cual trata sobre el efecto de la introducción de cultivos y ganado sobre propiedades físicas, hidrológicas y químicas del suelo en el Páramo de Paja Blanca, y el papel de las coberturas vegetales nativas.
El recorrido de una gota de agua en ecosistemas cada vez mas degradados (Primera Parte)