Hacia 1910, el proceso de colonización en el área oriental de Colombia, era un hecho por vía estatal y clerical; de allí el interés de levantar pueblos o centros urbanos ubicados en sitios estratégicos como El Encano, Sucre, entre otros.

 

Con la declaración oficial de las tierras como vacantes o baldíos, se procede a legalizar “la posición de facto de los colonos, además de las muchas adjudicaciones nuevas que realiza el ministerio del Trabajo, sin reconocer los territorios indígenas; de  esta manera se inicia un proceso sostenido de poblamiento, adecuando extensas áreas de bosque a la agricultura y especialmente a la ganadería1, tal como lo afirma Benhur Cerón Solarte.

 

Con la titulación de tierra se provoca un choque y ruptura en la propiedad sobre la tierra, de la posesión comunitaria se pasa a la privada con todas las secuelas.

 

Por ese tiempo y por efectos de la ley 36 de 1907, aproximadamente en 1910, el Gobierno nacional adjudica terrenos baldíos al Municipio de Pasto y a la Universidad de Nariño. Al Municipio le correspondería “la margen derecha del lago con sus extensas montañas”2, y a la Universidad de Nariño, una extensión no menor de 20.000 hectáreas en “la margen izquierda, desde lo que hoy es Santa Clara hasta más allá de Isla Larga…”3, además contó con “10.000 hectáreas en la sección denominada El Pum”4. Se procedió a la medición de las tierras adjudicadas; para el caso de la Universidad, correspondió al ingeniero Ezequiel Hurtado. El rector del claustro, doctor Benjamín Belalcazar, designaría a Manuel Jesús Hidalgo, como el guardabosque del extenso territorio concedido.

 

Aunque se intentó legalizar la adjudicación en 1911 y aún se seguía con ese interés en 1912, en el informe del Doctor Belalcazar, al frente de la Universidad, se afirma: “… es un hecho la posesión real y material de las veinte mil hectáreas de terrenos baldíos cedidos por la ley 36 de 1097 en las márgenes de la laguna de la Cocha. Está practicaba la medición científica y los planos respectivos de aquellos terrenos reposan en esta fecha en poder del señor Ministro de Obras Publicas”5.

 

Aunque hubo posesión de hecho, desde 1910 hasta 1925, en éste último año, el Ministerio devolvió el expediente sobre los baldíos de la Cocha, cedidos a la Universidad de Nariño, sin formalizar nunca la propiedad, “a causa de defectos que halló el ingeniero de ese Ministerio en el plano…”6.

 

La Universidad interpuso la labor del levantamiento del mencionado plano, a especialistas del ramo, pero con el tiempo, se perdió esa opción, para finalmente tener solamente la jurisdicción sobre la Isla Corota, vigente hasta ahora.

 

Nota Bibliográficas:

  1. CERÓN SOLARTE, Benhur. Evolución del espacio geográfico de la cuenca del Lago Guamués hasta 1950. En: Revista Debate No. 2, Fundación Cultural de Nariño, Pasto, 1987, p. 83
  1. HIDALGO MEZA, Heriberto. Leyendas El Encano, Pasto, 1948, p. 15.
  1. Ibídem. p. 16 y 17.
  1. Ibídem. p. 17.
  1. Ibídem.
  1. RODRÍGUEZ GUERRERO, Ignacio. Geografía Económica de Nariño, Tomo IV. Geografía Política, Editorial S. Colombia. Pasto, 1961, p. 277 – 278.

 

 

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