“SI EN CINCO AÑOS NO HUBIERAS PUBLICADO UN LIBRO, TE QUITO EL TÍTULO” me dijo el maestro Luis Ángel Baena Zapata, Director del Programa de Maestría en Español y Lingüística de la Universidad de Valle, Cali; y así, con tal acicate y en agradecimiento a la  deferencia de haber dirigido mi tesis, escribí tres libros sobre temas relacionados con la Lingüística y, de refuerzo, con un grupo de excelentes profesores del Departamento de Idiomas de la Universidad de Nariño creamos la Revista “Hechos y Proyecciones del Lenguaje”, pero, para entonces, tristemente mi querido maestro había partido al más allá.

 

Busque consuelo en la compañía de Antonio Navarrete, otro profesor queridísimo y con mi amigo Tito Villa al lado, aceptamos la invitación de aquel cuando nos dijo: “qué más nos queda, vamos a enchumecernos la cara,” haciendo referencia a la forma de hablar de nosotros los pastusos.

 

Uno de tales libros lo publiqué en el año 2001 (Autocapacitación desescolarizada) y en su presentación en la Casa de la Cultura de Nariño, mi gran amigo y colega Efraín Hoyos Navia, hizo referencia a un cuento que yo había escrito (Embeleso) como ejemplo para animar a los profesores de Lengua castellana que hicieran algo parecido, por ser relativamente fácil y entretenido.

 

Bueno, el elogio que hubiera hecho Efraín a tal cuento me produjo alegría, porque, a su manera y con gran sinceridad, me había impulsado a seguir escribiendo este género literario que yo no había experimentado hasta entonces; antes había intentado con la novela, como ejercicio divertido (“La Cuaperta”), luego publicada virtualmente en la revista LitNar.

 

Recordé un aforismo que mi madre repetía en sus conversaciones: “La Oportunidades están Ahí”, pues sí, cuando solicité mi retiro definitivo de la Universidad de Nariño, yo había cumplido cincuenta años y Justino Revelo Obando que fungía como Rector, me dijo: “Federico, estás muy joven y me preocupa que si no tienes algo en qué ocuparte la vas a pasar mal”.

 

Me ocuparé en la escritura, le dije y, como si quien me repetía su aforismo hubiera intervenido, mi amigo Norman All Jash Mashri, me llamó para que me encargara de la dirección del Programa de Producción de textos para los cursos desescolarizados de la Universidad del Valle.

 

Esta y otras tantas experiencias con la orientación a los alumnos de una Especialización en “Pedagogía de la Lecto-escritura”, realmente me habilitaron para continuar con esta bonita labor de escribir cuentos, que luego me abrieron las puertas para escribir poesía, que como aficionado no me ha ido mal, pues he publicado hasta la fecha los Poemarios “Azahares y Luciérnagas” y “El Festín del Erotismo entre Poemas y Dibujos”.

 

Debo señalar que las Redes Sociales, Facebook, Google, Youtube y, ahora “Relatos y Poemas” Un grupo de escritores y poetas, cuya sede es España y está conformado por 2200 socios, ha tenido a bien aceptarme como uno más.

 

De tal manera que, entre artículos, cuentos, poemas publicados en estos medios, he disfrutado esta jubilación y testigos de ello son mis decenas, centenas y millares de lectores que han llegado a beber de la fuente de mis escritos; lo que me enorgullece y me llena de satisfacción.

 

Infinitas gracias a mis amigos, colegas y profesores que estuvieron ahí, apoyándome en estas inquietudes.

 

Y, para evadir la tristeza que produce el haber perdido tantos de estos compañeros de lucha, me sirve de consuelo decir que seguiré entre papeles, lápices y pinceles hasta cuando llegare el momento de cambiar de espacio.  Porque eso es, solamente cambiamos de lugar, o si no, lean mi artículo “La Muerte no existe”.

 

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