Dedico estos recuerdos cubiertos de lava, cenizas y nostalgias, al apreciado Amigo Jairo Patiño Cifuentes (Ingeniero Geológico), Quijote de la Ciencia y la Literatura y a quien la razón y la sinrazón lo han guiado por dos Universos paralelos repletos de extraños paisajes…

 

 

A finales del año de 1988, el Profesor Abraham Cabrera, me comentó que estaba  pensando en establecer una especie de Observatorio Sismológico en Pasto y  por ese motivo se hallaba realizando algunos contactos a fin de obtener apoyo científico y económico. Precisamente durante esa temporada el Dr. Hansjurgen Meyer del OSSO (Observatorio Sismológico del Sur-Occidente Colombiano-Cali) había encargado al Profesor Cabrera el mantenimiento de la estación Sismológica de Cumbal, y él tuvo la gentileza de invitar a algunos estudiantes y a mí para que le ayudásemos en tal tarea. Fue así como me inicié en algunos trabajos de mantenimiento electrónico. En esa época no contaba con conocimiento alguno de sismología y tampoco comprendía perfectamente la operación de los instrumentos que se hallaban en la montaña. Pero con algunas indicaciones fundamentales, con mucha intuición y sobre todo con mucho interés por aprender y experimentar cosas nuevas empezamos a trabajar en la técnica de la telemetría.

 

A comienzos del año de 1989, el Profesor Cabrera me ayudó a conseguir un permiso académico en la Universidad de Nariño para visitar al OSSO durante tres semanas, a fin de adiestrarme técnicamente en los aspectos más importantes de la telemetría. A mediados de enero viajé a Cali y al encontrarme con el Dr. Hansjurgen Meyer, él me dijo que estaban todas las puertas abiertas en el Observatorio pero que desafortunadamente la persona que me podía colaborar más directamente con mi trabajo, el ingeniero Gustavo Londoño, estaba  en esos días preparando maletas para Suiza donde estaba invitado a realizar una pasantía y por ese motivo no podía dedicarme mucho tiempo. Entonces me sugirió, que si era factible el regresar al OSSO en otra temporada, a lo cual lógicamente le contesté negativamente por todos los problemas que tendría en la Universidad de Nariño. Acto seguido le dije al Doctor Meyer que simplemente me facilite el equipo y cierta información técnica y que yo podría salir adelante porque estaba acostumbrado a trabajar sólo y básicamente lo que sabía de Electrónica  lo había conseguido a base de la auto-educación. El Doctor aceptó mi propuesta y al cabo de las tres semanas tenía un conocimiento  bueno de la instrumentación básica empleada en el Observatorio.

 

Y sorpresivamente… Casi a dos cortas semanas de mi regreso a Pasto, el volcán Galeras entró en febrero en la etapa de reactivación! Que alegría, tenía la preparación adecuada para el tiempo preciso!

 

La primera sede del Observatorio se estableció en el salón que antes había funcionado como cafetería para la Facultad de Derecho de la Universidad de Nariño con mínimo personal e instrumentación reducida.

 

Tuve en esa primera época el gusto de conocer a personas de la talla de los doctores: Fernando Muñoz, Fernando Gil,  Pablo Acevedo, Héctor Cepeda y otras personas que tengo muy presentes en la memoria pero cuyos nombres desafortunadamente no recuerdo en este momento pero que siempre me brindaron su confianza y apoyo.

 

Como labores de campo, inicialmente  se instaló una estación portátil en la caldera del volcán bajo la dirección del Dr. Fernando Muñoz. Yo tuve el gusto de formar parte de esa comisión aunque simplemente asistí como observador. Fue además mi primera visita  al volcán. Desafortunadamente se presentaron algunos problemas y el primer sismógrafo portátil se quemó por causas que no importan discutir aquí…

 

Al poco tiempo se vio la necesidad de implementar una estación telemétrica y esto fue realizado por los técnicos de Ingeominas. También asistí como observador a ese trabajo. Y fue así como la telemetría empezó a funcionar y llegaron los primeros datos del volcán  en tiempo real. Más adelante, también técnicos de Ingeominas, instalaron una estación sismológica en Consacá, con estación repetidora en el volcán, pero esa estación no trabajó eficientemente durante bastante tiempo.

 

Por otra parte, por problemas técnicos de voltaje elevado en la línea neutra de la Universidad de Nariño, el primero y único computador (veterano del Ruiz) que se trajo al Observatorio murió en Pasto. Muchas dificultades se presentaron durante la génesis del Observatorio y creo que eso es natural, como es natural la enfermedad en un recién nacido. Traigo a memoria estos problemas porque también fueron magníficas y rápidas las soluciones que se encontraron a todos los problemas. Pienso que esa  ha sido siempre la característica primordial de los técnicos del Observatorio Vulcanológico de Pasto: Encontrar la solución genial a todos los problemas.

 

 

 

Casi desde el primer día que conocí al Dr. Fernando Muñoz, él me dijo que sería muy bueno si yo prestaba mi colaboración a la parte técnica de la instrumentación. Impulsado por la confianza que el Dr. Muñoz depositó en mí y teniendo en cuenta que la señal de la estación Consacá no era buena, empecé a realizar algunos experimentos y calibración  del equipo disponible en el Observatorio con algunos instrumentos del Laboratorio de Física de la Universidad de Nariño. Bueno, es conveniente recalcar en este punto, que encontré cierta oposición por parte de algunas personas de Ingeominas, pero NO por parte del Dr. Fernando Gil, cuya personalidad conocía muy bien por referencias mucho antes de conocerlo personalmente, y comprobé posteriormente que de él me había formado una imagen muy correcta y precisa: era la mezcla del científico detallista  que trataba de comprender a fondo la instrumentación para así entender mejor la información sismológica registrada,  y del vigoroso atleta que podía caminar por la montaña, llevando a cuestas la batería de la estación, sin demostrar cansancio exagerado.  Bueno….en un principio los resultados de la  experimentación que le presenté al Dr. Gil., no lo convencieron mucho, y tuvimos al principio algunas pequeñas discusiones, pero con el tiempo mi trabajo fue aceptado y el tuvo la gentileza de colocar mi nombre y una referencia de mi metodología en un informe técnico que  presentó a Ingeominas.

 

Conocí luego a la apreciada Dra. Martha Calvache, quien debido a su trabajo intenso en la Geología, es la científica más autorizada para emitir conceptos sobre el Volcán Galeras. Tuve la suerte de trabajar con Digo Gómez con mi ex alumna Betty Silva, con Roberto Torres, Lourdes Narváez, Patricia Ponce, Andrés Laverde, Adriana Ortega, Ricardo Torres, y muchas personas más!.

 

El Observatorio permaneció poco tiempo en la sede de la Universidad. Creo que por recomendación del Alcalde de Pasto, en ese entonces Dr. Germán Guerrero  y bajo la promesa de una sede permanente. En Semana Santa de 1989 el Observatorio estaba funcionando en la zona del acueducto de Pasto y allí el personal técnico y la instrumentación tuvieron un crecimiento grandioso:

 

Se contó con varias estaciones telemétricas y varios computadores alimentados con software adecuado que facilitaron la magnitud y ubicación de los sismos. Fue una época muy interesante para mí, conocí a muchos científicos colombianos y del exterior. Fue la época cuando llegaron al Observatorio personas de la talla de  Andrew Luckard, y el famoso científico americano que nosotros lo conocíamos como el “Pequeño Tom”, para contrastar su gran altura física y científica en el campo del diseño de tarjetas electrónicas. Lo recuerdo siempre trabajando incansablemente en el Observatorio, concentrado en sus diseños… No sé a qué horas descansaba o comía!

 

Fue una época maravillosa!! Quise realizar muchas cosas! es la época de la propuesta de la medición de temperatura de la incandescencia empleando la radiación del cuerpo negro, es la época en que diseñé los primeros multiplexadores de bajo costo, es el tiempo cuando intentamos con el apreciado Luckard la medición de la velocidad de los gases emanados en el cráter Pinta empleando un método que se aplicó en  el Monte Santa Helena, es la época del diseño del marcador temporal (que constantemente me lo proponía el Dr. Pablo), de la construcción del Tablero Sismológico, y también del diseño de la estación la “Voz del Galeras”, mediante la cual se pretendía escuchar las explosiones del volcán en tiempo real, y que desafortunadamente murió muy rápido bajo la acción devastadora de los gases volcánicos que destruyeron el circuito impreso… Y a propósito del proyecto que acabo de recordar, es bueno indicar que ahora es famoso el micrófono que instalaron los norteamericanos en el planeta Marte y que está enviando los primeros sonidos de la actividad de los vientos en otro planeta… Lógicamente, la tecnología empleada por NASA es de alta calidad, pero la filosofía del proyecto que se emplea en Marte es similar a la que  propuse en el volcán Galeras. Trabajé también en la simulación de la famosa señal sismológica bautizada por Ingeominas como el “Tornillo del Volcán Galeras”, que fue señal premonitoria en algunos casos.

 

Bueno… algunas cosas se hicieron, otras nó… pero lo importante es que se pensó en ellas y se pueden cristalizar algún día.  Y a propósito de otros proyectos, creo que es muy factible la transformación de un método que se emplea en astronomía para determinar la densidad de ciertos gases emitidos por el volcán. Puede ser otro proyecto para llevar a cabo en el monitoreo del volcán Galeras.

 

 

 

Ahora… me salto muchas fechas…muchos días….y estamos cambiándonos a otra sede…la sede del SENA…Todo el personal está concentrado en su trabajo… El trabajo ha sido muy duro… espero funcionen bien todas las estaciones… Es casi medianoche 

En este momento preciso en que escribo este artículo….me ha visitado el ánima de la nostalgia… me llega al rostro una fuerte  ráfaga fría de viento, cargada de mucha humedad e intenso  olor a azufre… Soy arrastrado por los recuerdos a la cima de la montaña que muchas veces me vio contemplando el horizonte mágico pintado por profundos colores azules y rojos reflejos del fuego interno de la Tierra…y que también un día fue testigo de la carta que deposité en la puerta secreta de la montaña… carta escrita por mi hija Mónica al Espíritu del Volcán cuando tenia diez años… En esa carta había una promesa entre una Niña y el Fuego… Y el Volcán rugió mucho, vomitó mucha ceniza y piedras… y sólo devoró a los hombres cuando mi niña empezó a convertirse en mujer y se olvidó de las muñecas y del Espíritu de Fuego que habita en la cumbre… y no le relató cada noche el cuento que le había prometido contar…

 

Enero de 1999 – Puerto Rico

 

 

Alberto Quijano Vodniza 

Director Observatorio Astronómico de la Universidad de Nariño 

 

 

 

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