De acuerdo con Vargas Bejarano el Perdón y Reconciliación (P y R) tienen en común:

 

Primero: La Pluralidad: el Perdón tiene víctimas y victimarios; en la Reconciliación participan otros, pues su sentido radica en la restauración de la confianza en el mundo, en el tejido social.[1]

 

Segundo:El Perdón “surge del deseo que tiene la víctima de restaurar una relación y se dirige especialmente a la persona que cometió la falta”, o sea, que también restaura relaciones alteradas. La Reconciliación surge de la “actitud de querer comprender y recomponer las relaciones interpersonales”, de manera más amplia posible.[2]En este punto, lo común es la restauración de las interacciones entre las personas.

 

Tercero: El PyR, presuponen varias preguntas, por ejemplo: las motivaciones que llevaron al agresor a cometer la falta, la ocurrencia de los hechos, el tiempo y lugar en que se cometieron los crímenes, el o los responsables.

 

Según este mismo autor (Vargas Bejarano), el PyR tienen diferencias así:

 

Primero: El Perdón “se realiza entre personas que están en posiciones desiguales. Quien perdona, la víctima, tiene posibilidad de otorgarlo o negarlo, quien cometió la falta no es considerado como igual sino como la persona que ha quebrantado un pacto….el gesto del perdón destruye la igualdad y con ello el fundamento propio de las relaciones humanas”[3]

 

Segundo: La Reconciliación “exige la aceptación de la realidad, de lo acontecido tal y como fue, pero también restablece la igualdad y con ello el equilibrio perdido debido a la falta. La Reconciliación es todo lo contrario al Perdón pues éste establece la desigualdad….”[4]

 

La reconciliación puede, en ciertas circunstancias facilitar el perdón

 

Las diferencias establecidas por el autor se resumen en lo siguiente: El “perdón destruye la igualdad”, la “reconciliación la restablece”. En mi concepto, si hay perdón, hay igualdad; siguiendo a Dussel diría que quien perdona reconoce al ofensor como “otro”, lo valora, lo acepta y, confía en su palabra, es, según este filósofo, un evento humano de amor y reconocimiento. No hay negación del “otro” y por tanto, no hay desigualdad. En caso contrario, cuando no hay perdón significa que la víctima no “reconoce al otro, como otro”, esta posición coloca al victimario en condiciones de desigualdad, el ofensor queda subvalorado, en consecuencia, el acto de no perdonar rompe el equilibrio y establece desigualdad, esto no quiere decir, que no se pueda adelantar acciones para la reconciliación pues sabemos que éstas actividades pueden restaurar la confianza con los otros para poder convivir y fortalecer el tejido social. La reconciliación puede, en ciertas circunstancias facilitar el perdón.

6 Parte: La memoria histórica se tiene que investigar y guardar

 

[1] Vargas Bejarano. Op. Cit. Ps. 117, 118.

 

[2] Ibid. Ps. 117, 118

 

[3] Ibid. P. 119.

 

[4] Ibid. P.119.

 

 

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