VOCES Y SUEÑOS DE UN PUEBLO

 

I PARTE 

 

Son las interpretaciones de las metáforas de quienes atropellan el sentir humano.

 

Este espíritu crítico produce la Génesis de una nueva historia, de nuevos esquemas de interpretación social, espiritual y política. La mentalidad y el espíritu rebelde y justo tiene la caracterización analítica de la realidad y la continua reconstrucción con alto devenir de pensamientos libres, de juicios y críticas sostenibles. La posición crítica conduce de otra parte a la exigencia de una toma de conciencia firme que decida con responsabilidad por una real independencia. La modernidad, la filosofía política y social, fluye a base de ideas revolucionarias, de cambio, de transformación inspiradas por las desigualdades ante la falta de gobierno. Algunos modernos catalizadores son asiduos en expresarse a favor de las distintas resistencias cuyo origen es la ingobernabilidad, la falta de programas sociales, el implante de gestiones ante incumplimientos y los desórdenes nacionales que genera la corrupción rampante. Muchas voces sin el debido control legal, caminan a lomo de mula entre trochas y fusiles a Molano.

 

El espíritu crítico y la transformación, es una creación histórica social, pues desde siempre ha existido el mal gobierno, la tiranía tributaria y social, la indiferencia y las desigualdades humanas. Surge pues, este espíritu de resistencia como una reacción justa frente a los hechos de gobierno fallido. Por lo tanto, nadie puede resignarse cuando no encuentra un régimen acorde a la democracia. Hay que ser claros, que la crisis que se vive corresponde a la concepción del mundo producida por el perverso comportamiento de quienes ejercen la representación del pueblo, recibida del pasado que tampoco supo entender el poder.

 

En las páginas de la historia, encontramos hechos trascendentales sobre actos de resistencia y de anuncios revolucionarios que invitan al cambio no solo social, sino también espiritual. Vengan, pues las páginas evangélicas que aluden a resistir el cambio y el anuncio de mensajes rebeldes. Jesús, con su actitud rebelde y justa, concluye su participación humana, integrándola al hombre de todos los tiempos una doctrina auténtica anunciante de la práctica del amor y el servicio, como fuentes de gobernanza que arremete contra todo esclavismo. Thoreau, aporta al tema con este mensaje: “Grande el hombre que tenga un hueso en la espalda, que no le permita doblegarse”. La igualdad y la dignidad y al ser como ser, no le cabe que nadie le haga sombra, por desgracia el mundo le hace sombra al débil, al desigual, con todos los perversos argumentos del capitalismo como las castas, las clases sociales y todo lo que divida.

 

El porvenir de sueños y voces de un pueblo es una lúcida reflexión, que se afianza con argumentos sólidos ante los graves conflictos. Por su rigor, este libre pensamiento establece un diálogo y una actitud rebelde que transforme el universo actual sobre nuestras vidas cotidianas llenas de asombros políticos. El sueño de un pueblo es la grandeza de su espíritu, es la lucha infatigable por la paz, es la convicción y la esperanza por formar hogares que sean por sus valores, ejemplos de vida, de formación y desarrollo, es construir un nuevo país.

 

Cumplir el pacto social es propio de una comunidad y su estado; los sueños de un pueblo esperan que el estado tenga la capacidad de proteger su comunidad, defender sus derechos, pero jamás soñaría que ese régimen sea su propio enemigo, porque el estado enemigo del pueblo será un estado totalitarista con sabor dictatorial. Ningún estado estará por encima de la libertad, la dignidad humana y sus derechos, y si lo está tiene que ser revocado. Las resistencias, las rebeldías y todo accionar de transformación aboga por el renacer de los sueños que quedaron inconclusos por la avaricia de las elites que se adueñaron de las victorias patriotas, olvidando que la democracia fija las ideas de cambio y de gobierno para el pueblo.

 

Las ideologías reinantes fluyen bajo premisas perversas coartando la crítica y el obrar libre, apoderándose del sentir de la nueva sociedad. El hombre asciende en libertad y desciende cuando sus derechos son violados y eso aconteció al pueblo que quiere soñar por una nueva esperanza, no obstante, haber entregado sus vidas, sus deseos, sus ilusiones no puede ser en vano, la pérdida de tantas vidas inocentes bajo las balas truncadoras de ideales, balas que han desbaratado familias bajo sueños eternos, que perdieron el sentido de defender la vida.

 

La lucha independentista hizo explosión vitalista, iluminada por unos beligerantes creadores que con vigor erradicaron la colonia. Esos hombres, altaneros, sensibles, visibles ante la injusticia no toleraron el irrespeto a lo humano; desafortunadamente, el rompimiento del vínculo no logró establecer una nueva mentalidad en gobernantes y líderes, se persistió en sostener las formas políticas y sociales. No se logró derrotar el sistema colonial, un nuevo imperio con nuevas imágenes empezó su gesta hasta nuestros días, con nuevas orientaciones para sostener ese nuevo reino, y así, Vamos a conquistar los sueños para una Colombia humana, al canto glorioso de ¡Oh patria, te adoro en mi silencio mudo!

 

Necesitamos una sociedad crítica, denunciante, libre, rebelde, con conocimiento histórico, que se oriente hacia el ejercicio vitalista, con la verdad y la fuerza comunera, asumiendo la obligación moral de la resistencia contra los regímenes fallidos. Thomas Payne señaló que: “Un gobierno republicano es el gobierno dirigido a favor del pueblo, nombrado por ese mismo pueblo”. La rebelión social desnuda todo acto de gobierno despótico, desautorizando a la vez toda política oportunista. Los sueños de un pueblo se fundan en la razón, en ideales, en pensamientos libres y un espíritu de transformación. Nuestros antepasados vivieron esos sueños truncados por unas élites criollas que hoy mantienen esa hegemonía en cuerpos ajenos en diversos pueblos del mundo.

 

Los sueños de un pueblo se fundan en la razón, en la verdad, en ideales con causa justa, que se funda a su vez en la existencia de un estado comprometido en sus fines. Como sociedad no podemos seguir guardando silencio ante las injusticias de gobernantes y líderes elitistas. Revivamos la conciencia social, despertemos del letargo, de la apatía frente al sueño de la real independencia, yendo por caminos de la patria, denunciando a los césares de la decadencia que han politizado al país, llevando a la sociedad al descenso social, político y espiritual por las sendas de la corrupción.

 

Todo en la vida pareciera que transcurre entre voces sueños, luces y sombras. Sombras que cubren las realidades y las luces que son la esperanza en sueños; en medio de este escenario, un colectivo humano surge con nuevas conciencias de lucha, los sueños nos traen la historia de lo que hemos vivido para estructurar lo que nuestros sueños quieren. Los enemigos de los sueños de un pueblo son el hombre mismo personificado en las instituciones y en quienes las gobiernan, gobiernos que desconocen el pacto social y el bien común.

 

Los sueños de los pueblos abogan por los tantos invisibles que nunca han podido entender ni conocer su país, su sociedad, su estado invisible, pues esos invisibles no han podido ni siquiera soñar porque no tienen donde descansar su cuerpo cuando el cansancio los golpea. El tejido social genera insomnio, desaloja la aurora con la violencia y el vacío con el sinsentido, pues a todos no los deja tener sueños, y cuando acarician el soñoliento espacio parecen perder la esperanza que se vuelve quimera a la luz del nuevo día cuando el sol asoma.

 

 

MARIANO SIERRA

Abogado, egresado de la Universidad Libre de Colombia

 

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