“El elogio de la sombra” es un libro de ensayo del escritor japonés Junichiro Tanizaki, publicado originalmente a finales de 1933 y principios de 1934. En aquellos años, Japón comenzaba a sentir la influencia de Occidente y los avances tecnológicos y científicos del otro lado del mundo, empezaban a ejercer cambios progresivos en la vida cotidiana de los japoneses y también en sus tradiciones.

 

Se trata de una obra en la que, desde una visión muy personal, el autor nos invita a descubrir la atracción por la sombra que ha movido a los japoneses a lo largo de los siglos. Ya de entrada el libro nos resulta provocador teniendo en cuenta que nos abre las puertas a una cultura que no es la nuestra y en la cual el gusto por la sombra juega un papel esencial en su manera de concebir la belleza. Como menciona José Luis Viesca, Tanizaki devela, “en una brillante y continua línea de ejemplos, un mundo misterioso, quizá ahora desaparecido al cual podemos acceder como fuente de inspiración para crear un mundo estético propio” (2008, 329). En tal sentido Tanizaki nos dice “Eso que generalmente se llama bello no es más que una sublimación de las realidades de la vida, y así fue como nuestros antepasados, obligados a residir, lo quisieran o no, en viviendas oscuras, descubrieron un día lo bello en el seno de la sombra y no tardaron en utilizar la sombra para obtener efectos estéticos” (2021, 42). Tal como lo resalta el autor esta atracción por los juegos de luz y de sombra se refleja en las diversas manifestaciones artísticas de la cultura nipona tales como la arquitectura, la cerámica o la escenografía teatral del no o el kabuki. Pero también se evidencia en la manera en cómo los japoneses se relacionan con los objetos en su vida cotidiana.

 

“La vista de un objeto brillante nos produce cierto malestar. Los occidentales utilizan, incluso en la mesa, utensilios de plata, de acero, de níquel, que pulen hasta sacarles brillo, mientras que a nosotros nos horroriza todo lo que resplandece de esa manera” (2021, 26).  A mi modo de entender, esto rompe con la idea de perfección o con el ideal de belleza que ha predominado en Occidente a lo largo de la historia y nos desafía a volver la mirada sobre aquello que nos resulta sucio o antigénico. En Occidente, tal como lo señala Tanizaki, el más poderoso aliado de la belleza ha sido siempre la luz. “¿Cuál puede ser el origen de una diferencia tan radical en los gustos?”, se pregunta el autor y él mismo se contesta. “Mirándolo bien, los orientales siempre nos hemos conformado con nuestra condición presente; no experimentamos, por lo tanto, ninguna repulsión hacia lo oscuro; nos resignamos a ello como a algo inevitable” (2021, 69). Tanizaki resalta el esfuerzo desmesurado de los occidentales por conseguir una condición mejor a la actual. Sostiene que ese mismo esfuerzo les ha permitido pasar de la vela a la lámpara de petróleo, del petróleo a la luz del gas, del gas a la luz eléctrica, hasta acabar con el menor resquicio, con el último refugio de la sombra (Tanizaki 2021). Y, si bien afirma ser el primero en reconocer las innumerables ventajas de la civilización contemporánea, dice también que le gustaría resucitar ese universo de sombra que estamos disipando.

 

La lectura de este libro nos permite conocer un poco más a fondo y desde una perspectiva poética, una de las ideas medulares del pensamiento oriental: “La belleza pierde su existencia si se le suprimen los efectos de la sombra” (Tanizaki 2021, 47).

 

 

Carlos Ferreyra

 

 


Referencias

 

Tanizaki, Junichiro. 2021. El elogio de la sombra. Madrid: Siruela.

 

Viesca, José Luis. 2008. “Sobre El elogio de la sombra”. TRAMAS. Subjetividad y procesos sociales: 325-330.

 

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