El análisis de las proyecciones oficiales de población 1985-2020 muestra que el Departamento de Nariño describe en los últimos 30 años cambios importantes en su estructura demográfica que no pueden perder de vista los organismos gubernamentales tomadores de decisiones. De igual manera, de las observaciones de estas estimaciones se puede deducir una serie de hipótesis que la investigación multidisciplinar debe comprobar en esta parte del país.

 

Una de las transformaciones más significativa es la tendencia creciente que describe la población mayor de 65 años, la cual pasó en 1985 de 53.445 (4,7%) a 130.399 (7,5%) personas en el año 2015, exponiendo una tasa de crecimiento anual del 1,9%, tendencia que supera con creces el ritmo de crecimiento de otros grupos etarios que componen la estructura demográfica (Población de 0 a 14 años y Población de 15 a 64 años). En este período, las mujeres de este grupo poblacional se mostraron más longevas que los hombres, ya que su promedio de edad fue de 73 años, en tanto que el de los últimos llegó a 72,9 años.

 

El incremento de esta población es consecuencia de las disminuciones de las tasas de natalidad y mortalidad que trae consigo el proceso denominado transición demográfica, el cual está asociado a la modernización socioeconómica y cultural que viene experimentando el Departamento desde mediados del siglo XX.

Adulto mayor del municipio de Buesaco (Nariño). Fotografía Jaime Cañizares.
Adulto mayor del municipio de Buesaco (Nariño). La vejez una etapa de la vida poco indagada. Fotografía Jaime Cañizares.

Aunque las teorías y las investigaciones científicas nacionales e internacionales sostienen que el crecimiento de los adultos mayores es más alto en los centros urbanos que en el sector rural, en Nariño ocurre lo contrario: en los últimos 30 años las mayores proporciones de esta población se encuentran en el campo, lo que da lugar a un fenómeno conocido como “envejecimiento ficticio”, cuya explicación podría encontrarse en el aumento de la migración rural urbana, especialmente de población económicamente activa, que ha hecho más notoria la presencia de este grupo en la pirámide poblacional. Es posible que este fenómeno sea el resultado del conflicto armado y la precariedad económica que históricamente han flagelado a este sector del Departamento, lo que ha ocasionado, entre otras consecuencias, un desplazamiento masivo y forzado de población.

 

El porcentaje de 7,5% que esta población alcanzó en el 2015, no permite hablar que la región esté experimentando un proceso acelerado de envejecimiento, como el que viven algunas regiones desarrolladas del país como Bogotá, Antioquia y Valle del Cauca. Según las clasificaciones de la ONU y del CEDEM de Cuba, esta cifra ubica al Departamento como una población madura, que próximamente, en el año 2020, comenzará un proceso incipiente de envejecimiento.

Se debe financiar investigaciones que exploren una etapa de la vida poco indagada en la región

Si bien el aumento de población longeva es sinónimo de un significativo mejoramiento de las condiciones y la calidad de vida en la región en las últimas décadas, dicho cambio demográfico también le plantea a la sociedad y al estado nuevos problemas que deben resolver en aras de disminuir la pobreza y la desigualdad que caracterizan al Departamento, como mejorar las condiciones socioeconómicas y de seguridad social en salud para un amplio porcentaje de adultos mayores que no logran pensionarse por desempeñarse en empleos informales; incentivar programas de empleo para la población económicamente activa que asegure los recursos para garantizar la jubilación de este grupo; promover cursos de formación continua para adultos mayores; y financiar investigaciones que exploren una etapa de la vida poco indagada en la región.

 

 

Francisco Javier Villamarín

Docente del Departamento de Sociología Universidad de Nariño

 

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