La Universidad de Nariño, la Institución con mayor credibilidad del suroccidente colombiano y del afecto de los nariñenses cumple 114 años de su creación; siempre se recuerda al Señor Gobernador Don Julián Bucheli Ayerbe por este hecho trascendental ocurrido el 7 de noviembre de 1904; esta Alma Máter hunde sus raíces desde la época colonial, y a través de su historia ha forjado generación tras generación grandes hombres y mujeres que han contribuido en el desarrollo de la región.

 

Don Julián Bucheli Ayerbe, Creó la Universidad de Nariño, mediante Decreto No. 049 de 1904, emanado de la Gobernación del Departamento.

 

Pese a los obstáculos que ha atravesado la Universidad de Nariño, siempre ha estado en pie de lucha para dar cumplimiento a su misión “desde su autonomía y concepción democrática y en convivencia con la región sur de Colombia forma seres humanos, ciudadanos y profesionales en las diferentes áreas del saber y del conocimiento con fundamentos éticos y espíritu crítico para el desarrollo alternativo en el acontecimiento mundo”.

 

En este sentido, al conmemorar los 114 años de la Universidad de Nariño, es importante traer algunos apartes del artículo “Enseñanzas del Movimiento Estudiantil de los 70”¹ de autoría de la doctora Isabel Goyes Moreno, como uno de los acontecimientos memorables de la vida institucional.

 

Uno de ellos fue el movimiento protagonizado por los estudiantes universitarios en los años setenta, que conmocionó a la sociedad colombiana a lo largo y ancho de la geografía nacional, afectando la tradicional relación de fuerzas políticas en la medida que visibilizó al estudiantado de las universidades colombianas como un actor social digno de ser escuchado, por su capacidad organizativa, la claridad de sus propósitos, la sensibilidad frente al futuro del país y el altruismo de sus objetivos.

 

El origen del conflicto se remonta al año de 1964 cuando el Rector de la Universidad de Antioquia, Ignacio Vélez Escobar, se vio obligado a renunciar para controlar la protesta estudiantil que se desató como consecuencia de sus expresiones de apoyo al informe presentado por el norteamericano Rudolph Atcon, quien fundamentándose en la observación de algunas de las más importantes universidades latinoamericanas denunció graves deficiencias en este nivel educativo vinculadas a factores como el exceso de tiempo libre que llevaba a los estudiantes a asumir actividades diferentes a las estrictamente académicas (entre otras el activismo político); la presencia de un número mayoritario de profesores hora cátedra para los cuales la academia era una actividad complementaria; la necesidad de desmontar el cogobierno como experiencia negativa, ya que después de los hechos de Córdoba de 1918, se había demostrado que los jóvenes carecían de la objetividad y sensatez necesarias para la toma de decisiones en los organismos de dirección.

Durante el gobierno de Carlos Lleras Restrepo (1966-1970), la Asociación Colombiana de Universidades –ASCUN- y una misión de la Universidad de California (financiados por la AID), retomaron la temática de la reforma universitaria y entregaron como resultado de su labor un proyecto conocido como el Plan Básico de la Educación Superior en Colombia.

 

En dicho proyecto se indicó que la educación superior tenía como eje central impulsar el cambio social, sin embargo, por ser un servicio público, se le exigía coherencia con los planes nacionales de desarrollo económico y social. La autonomía universitaria se desarrolló como un concepto restringido que le permitía elegir su personal, seleccionar los estudiantes, aprobar los programas, regular la titulación, definir los planes de investigación y aprobar el presupuesto.

 

El proyecto propone además adoptar con carácter de urgencia las siguientes medidas:

1) Crear la Comisión Nacional de la Educación Superior llamada a orientar los procesos de reforma. 2) Diversificar las fuentes de financiación (matrículas y ayudas externas, ya sean provenientes de ex-alumnos, industria, comercio). 3) Establecer un año básico en todas las universidades. 4) Poner en marcha el sistema de créditos con el fin de facilitar la movilidad de los estudiantes y 5) Adoptar programas de extensión cultural.

 

Al año siguiente la reforma constitucional de 1968 otorgó al Presidente la facultad de: “Reglamentar, dirigir e inspeccionar la instrucción pública nacional”, medida que convirtió a los rectores en agentes directos del Presidente, afectando de manera grave la tan preciada autonomía.

 

La presencia de las agencias internacionales y de la empresa privada a través de préstamos, donaciones, ayudas técnicas, comenzó a sentirse en todo el ámbito nacional. A esta situación ya problemática se sumó el triunfalismo generado por la revolución cubana; la consigna de un mundo mejor propuesta por los estudiantes parisinos del año 68; el entendimiento de la autonomía y el cogobierno como inherentes a la esencia universitaria; los levantamientos de la juventud mejicana.

 

Todos estos factores produjeron un movimiento estudiantil sin precedentes en la vida nacional, unificado en torno a una contrapropuesta de reforma universitaria que se denominó “Programa Mínimo de los Estudiantes Colombianos”, la que se respaldó con marchas multitudinarias y pacíficas en todas las capitales que reclamaban la autonomía y el cogobierno, la educación pública y la financiación estatal, la investigación y el cambio social. El gobierno respondió con medidas de fuerza, llegando a autorizar inclusive el ingreso de la fuerza pública a la Universidad Nacional de Colombia, bajo la consideración de que la “Universidad ya no sería espacio de extraterritorialidad” (Goyes, 2010).

 

El movimiento estudiantil nariñense no fue ajeno a este conflicto y su causa tuvo sus propias especificidades. En el año de 1971 en asamblea general de estudiantes, se propuso al gobernador liberal Laureano Alberto Arellano la designación del científico nariñense Luis Eduardo Mora Osejo como Rector de la Universidad de Nariño, propuesta que fue acogida. El Rector de origen democrático asumió la dirección de la vida universitaria en los dinámicos años setenta; contando con el apoyo estudiantil y con el de un amplio sector profesoral presentó a la comunidad académica su propuesta de reforma universitaria tendiente a transformar la Alma Máter nariñense en una “universidad científica, crítica y creadora”, cuyo eje central fuese la relación dialéctica entre docencia e investigación.

 

Doctor Luis Eduardo Mora Osejo, Rector de origen democrático que asumió la dirección de la vida universitaria en los años setenta. Fue arbitrariamente destituido por negarse a aplicar la política represiva que se imponía a nivel nacional.

 

Los importantes debates académicos, el entusiasmo por una auténtica reforma universitaria al servicio de Nariño se vieron frustrados cuando el Rector Magnífico fue arbitrariamente destituido por negarse a aplicar la política represiva que se imponía a nivel nacional. Las divergencias internas generadas con la salida arbitraria del doctor Mora Osejo determinaron el fracaso de un intento de cambio que gozaba de pertinencia científica y pertenencia social.

 

Cuarenta años después, el movimiento estudiantil nariñense y nacional, mantienen en alto las banderas de la defensa de la universidad pública, la exigencia de la financiación estatal y el reclamo de una educación de calidad comprometida con su región. Las propuestas de reforma universitaria que hoy se debaten, deberían recordar las lecciones de los años setenta, adoptando la investigación científica, el diálogo creador y el pensamiento crítico, como los hilos conductores del quehacer universitario y de los cambios que efectivamente se requieren, sin olvidar que toda innovación se justifica por su posibilidad de mejorar el actual estado de cosas; la reforma no puede ser mera retórica ni menos una posición esnobista.

 

 

un baluarte el espíritu de lucha de la actual comunidad estudiantil

 

 

En este momento coyuntural por el cual atraviesa la universidad pública colombiana, entre ellas esta Casa de Estudios, es de hacer memoria del Movimiento estudiantil, un actor social digno de ser escuchado y de resaltar como un baluarte el espíritu de lucha de la actual comunidad estudiantil, quien desata el cambio y lo anuncia desde un enfoque de justicia y equidad; es la comunidad universitaria quien a través de un proceso de movilización pacífica con conocimiento, con arte, cultura y actos simbólicos libres de violencia está transformando su modelo de lucha; es mediante la movilización pacífica, consistente en jornadas pedagógicas que los estudiantes han involucrado y están concientizando a distintos actores de la sociedad civil sobre el porqué de un cambio estructural en el sistema educativo.

 

Como siempre, la juventud y los estudiantes movilizan los cambios; si la juventud quiere cambiar la historia de este país, puede hacerlo; ella hace que las cosas sucedan; ahora más que nunca es un deber de los colombianos darle fuerza al movimiento estudiantil para construir y transformar el modelo de educación en Colombia, quien con el apoyo de la comunidad universitaria, organizaciones sociales y sociedad civil es tiempo de cambiar el rumbo de la universidad pública por la senda legal y política que le corresponde; es la revolución educativa la que muda la sociedad; una renovación educativa es la renovación del proyecto educativo, que responda a las expectativas de una sociedad contemporánea.

 

 

Sonia Patricia Erazo Coral

Coordinadora Udenar Periódico

 

 

 

¹ Udenar Periódico Edición No. 44 Noviembre de 2014

Goyes I (2004). Reforma educativa y contienda política. Pasto: Universidad de Nariño

Goyes I. (2010). La enseñanza del derecho en Colombia. Pasto: Universidad de Nariño

 

 

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