“El posconflicto y la conformación de un nuevo aspecto político en Colombia, el derrumbe o la sobrevivencia de la vieja política”, tema escogido como el segundo mejor trabajo en el II Congreso Mexicano de Sociología 2018-2019, presentado por el Dr. Ricardo Oviedo Arévalo, docente del Departamento de Sociología de la Universidad de Nariño.

 

 

Reseña

 

Según Erich Hobsbauwm y Ernesto Laclau, después de los sucesos de la Revolución francesa (1789), originada fundamentalmente por el concepto russoniano de la legitimidad de la rebelión para crear un nuevo pacto de gobernanza, la sociedad industrial e informática del siglo XXI, post II guerra mundial trata de desvirtuar el papel del rebelde y de la rebeldía, incluso cuando existían regímenes oprobiosos, como las dictaduras militares que azotaron a América Latina en los últimos cincuenta años, acuñando tempranamente el término de resistencia, a la oposición civil y/o armada de algunos países y movimientos europeos al avance del fascismo, y cuando se manifestaba relativamente pacífico el de opositor en contra del término de rebelde, y con la implosión del llamado mundo socialista se lo asimiló como terrorista.

 

De esta manera, el rebelde, esencia misma del surgimiento de la modernidad, quedó proscrito al mundo revolucionario francés de 1789, origen mismo del orden actual, identificando posteriormente cualquier hecho violento en el ejercicio de la política como rezagos del mundo primitivo y prepolítico actual, que evade de esta manera, la crítica a la injusticia de los regímenes que surgen desde los márgenes la modernidad, negando su propio sistema de dominación, la democracia, y de sus agentes más radicales, los rebeldes, que se oponen desde su actividad política extrema a la injusticia.

 

Según Fals Borda (1964), Al contrario de otros países de Latinoamérica, en Colombia no fue posible una revolución liberal de sus instituciones en el siglo XIX, es el único país de la región que mantiene casi intacta la misma dirigencia política desde sus primeros respiros republicanos decimonónicos, y conserva el establecimiento institucional con un trasfondo de violencia continua y generalizada, que ha deformado el ejercicio de su democracia y ha restringido sistemáticamente a los partidos y movimientos de izquierda del ejercicio del poder y, como en el caso de la Unión Patriótica, partido, perseguido hasta su extinción.

 

Con la llegada al poder, a partir de los años noventa del siglo pasado, de los diferentes movimientos y partidos excluidos por su pensamiento crítico del ejercicio del poder tradicional de los países de América Latina, estas agrupaciones políticas, al empoderarse, han demostrado en muchas ocasiones, la validez o no de sus planteamientos programáticos en lo económico y social y han permeado el mundo democrático colombiano.

 

Esa ola de cambios se ven reflejados en la composición de un nuevo espectro político en Colombia, donde hay una crisis de los partidos y movimientos tradicionales, surgiendo un nuevo alineamiento, entre la derecha, proveniente de actores de la ruralidad y de su mundo violento y la centro izquierda originario de sectores urbanos que tratan de implementar un modelo democrático que luche contra la corrupción y la violencia que fortalezca a las instituciones, impulsados por el proceso de paz de las FARC como telón de fondo, que han afectado enormes regiones marginales o de “frontera”, como es el caso de la costa pacífica.

 

 

 

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Ricardo Oviedo, docente de la Udenar galardonado con el “Premio Dr. Orlando Fals Borda”

 

 

 

 

 

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