La pandemia no es solo un problema médico, sino social. La expansión del neoliberalismo ha contribuido desde la década de los setenta del siglo pasado, que el mundo haya visto nada menos que cuatro grandes epidemias, son ellas: a) Ébola, enfermedad causada en el ser humano por el virus del Ébola, cuyos síntomas comienzan entre los dos días y las tres semanas después de haber contraído el virus, con fiebre, dolor de garganta, dolores musculares, y dolor de cabeza; b) SARS, síndrome respiratorio agudo grave o síndrome respiratorio agudo severo, es una neumonía atípica; c) MERS, síndrome respiratorio de oriente medio, enfermedad respiratoria grave que involucra en especial al tracto respiratorio superior, causa fiebre, tos y dificultad para respirar); y d) COVID-19, acrónimo del inglés coronavirus disease (diˈzēz), conocida como enfermedad por coronavirus, enfermedad infecciosa causada por el virus SARS-CoV-2, detectado por primera vez en Wuhan (China), en diciembre de 2019 y designada emergencia sanitaria global por la Organización Mundial de la Salud (OMS) el 30 de enero de 2020. Los síntomas iniciales de la infección pueden consistir en fiebre, tos, estornudos, dolor de garganta y manifestaciones generales como dolor articular, por lo que el cuadro sería similar al de la gripe.

 

La pandemia del Covid-19 ya había sido anticipada mucho antes de su aparición, pero las acciones tendientes a prepararse para esa crisis se restringieron a causa de los crueles imperativos de un orden económico, pues las señales del mercado eran evidentes. Según el lingüista y filósofo norteamericano Noam Chomsky: “Las farmacéuticas siguen la buena lógica capitalista: las señales del mercado indican que prepararse para una catástrofe anticipada y prevista no genera beneficios. Las farmacéuticas tenían recursos y son súper ricas, pero no lo hacen porque los mercados dicen que no hay beneficios en prepararse para una catástrofe a la vuelta de la esquina. Y luego viene el martillo neoliberal. Los gobiernos no pueden hacer nada. Están siendo el problema y no la solución.”[1] Sin embargo, ha sido la aplicación de las políticas de expansión del neoliberalismo, como la desregulación de los mercados y su mundialización, así como las políticas de austeridad social, uno de los factores que más han contribuido a la expansión de tales enfermedades a los dos lados del Atlántico Norte.

 

La primera, la desregulación del movimiento de capitales y del mundo del trabajo, creó una gran movilidad de personas y de productos de consumo a nivel global, con un debilitamiento de las políticas de protección del trabajador y del consumidor, así como una amplia desregulación de los mercados de trabajo. La segunda, también perjudicial para el bienestar de las clases populares, es la reducción de servicios fundamentales para garantizar el bienestar de la población como los servicios sanitarios y los de salud pública, así como los servicios del 4º pilar del bienestar como escuelas de infancia y servicios a las personas dependientes como los ancianos, que son imprescindibles para aminorar el enorme impacto negativo de la epidemia en la calidad de vida de las poblaciones.[2]

 

El Sida irrumpió en la primera etapa del neoliberalismo -a mediados de los ochentas en adelante-, cuando se empezaba a desmantelar el sistema de salud pública y la responsabilidad sobre la “propia” salud y la propia muerte empezaba a caer sobre ese “individuo” crecientemente aislado, el naciente “empresario de sí mismo”. El VIH fue una oportunidad impecable para eso: los neoliberales incipientes repetían en coro que los adictos, o las prostitutas, o los negros, o la gente trans, se habían buscado el contagio por sus “estilo de vida”, así que por qué el Estado tendría que responsabilizarse por eso. Es decir, la crisis del Sida fue un campo de experimentación del desmantelamiento, material y simbólico, de la responsabilidad colectiva por lo llamamos “salud”.[3] Sin embargo, pese a su estrecha conexión, hay enormes diferencias entre la epidemia del Sida y la Covid-19. Durante la llamada “crisis del sida” no colapsó la bolsa de valores, no se cerraron masivamente aeropuertos, no había cuarentenas generalizadas, ni aislamiento ni toques de queda. Los afectados por el VIH y Sida no estaban precisamente en los discursos presidenciales ni en los titulares mediáticos. La transmisión sexual fue el foco de las condenas. A pesar de esta distancia abismal hay una sintonía entre ambas pandemias, porque demarca una historia reciente de los cuerpos, y que define modos de intervención.

 

Ahora bien, lo que se evidencia con la crisis de la actual pandemia, es la agudización de una situación de crisis de un orden económico, político, social y cultural. Para la filósofa Olga Grau Duhart, “Estamos siendo afectados como humanidad por un sistema construido por los sectores de dominación y agenciamiento de ese orden que han realizado una versión del capitalismo llevado a un extremo no conocido hasta ahora, donde la naturaleza ha sido arrasada y dañada de tal manera que la hemos vuelto como amenaza para nuestra propia vida como especie.”[4] El neoliberalismo o capitalismo del desastre[5], como lo llama Naomi Klein, es una versión del capitalismo neoliberal que busca aprovecharse de las crisis socio-naturales, para profundizar los medios de extracción de valor y plusvalía que sostienen la acumulación de capital en una escala global. En el contexto neoliberal, el papel del Estado se reduce a ser un gendarme al servicio del capital. Mientras que la ideología de mercado se esparce como un virus, el Estado-Nación encarna los medios y fuerzas necesarias para reprimir la resistencia y eliminar cualquier obstáculo a la acumulación de plusvalía y capital.

 

La desaceleración global propiciada por la pandemia ha puesto un alto -más bien corto- a los procesos extractivos. Sería ingenuo pensar que las estructuras del capital no regresarán a aprovecharse de la situación. El capitalismo seguirá existiendo después del Coronavirus, pero será diferente a la versión que conocemos del neoliberalismo o el capitalismo del desastre. La crisis financiera de 2007-2008 nos permitió ver algunos de los extremos a los que está dispuesto a llegar el modelo neoliberal, pero debido a la magnitud de la crisis actual, las respuestas para la “reactivación” y “normalización” de la economía podrán ser más agresivas y destructivas. En otras palabras, como plantea el investigador mexicano Carlos Tornel, “los gobiernos en un desesperado intento por restablecer el orden social y político a la normalidad y con el fin de restablecer el flujo y la acumulación del capital, están buscando sentar las bases de lo que puede ser un estado permanente de emergencia que les permita avanzar agendas al servicio del capital.”[6]

 

Por otro lado, la historiadora mexicana Ana María Carrillo sostiene que “el neoliberalismo político” ha tenido que ver mucho en la transmisión y expansión del virus: “Por un lado, las sociedades están más empobrecidas debido a las crisis económicas recientes y eso es un caldo de cultivo para los contagios. En segundo lugar, los sistemas sanitarios públicos han sufrido con estas políticas durante mucho tiempo, han sido privatizados, se les han recortado recursos.”[7] Eso es algo que no dejan de recordar en los países europeos y que está sirviendo a la pelea política en las últimas semanas. Es más, se tiene en cuenta que habrá los mismos contagios, de lo que tratan todos los países es de que no ahoguen sus hospitales, tan faltos de recursos. En tercer lugar, destaca Carrillo, la comorbilidad que se señala como un factor de riesgo añadido en la letalidad del virus. Enfermedades todas ellas muy relacionadas con un mundo en el que, sobre todo las clases pobres, han ido perdiendo la dieta tradicional para integrarse en el mercado de las calorías vacías, de los refrescos chispeantes para desayunar, comer y cenar. Obesidad, diabetes e hipertensión serán la puntilla para muchos de estos enfermos que han sucumbido a necesidades generadas antes de ofrecerles el producto. Pese a ello, surge una luz de esperanza, según Carrillo: “Creo que esta pandemia, resultará en beneficio de los sistemas sanitarios públicos. La enseñanza que dejará será que hay que reforzar a los Estados en los recursos y servicios para la salud pública”.[8]

 

De acuerdo con Chomsky, la globalización que vivimos ha sido diseñada bajo el neoliberalismo, la cual ha enriquecido a los más ricos y existe un enorme poder en manos de corporaciones y monopolios. También ha llevado a una forma muy frágil de economía, basada en un modelo de negocio de la eficiencia, haciendo las cosas al menor coste posible.[9] Señala que la peligrosidad del coronavirus -que no se atreve a minimizar- es apenas una fracción de la grave problemática mundial de vieja data que pone en riesgo la viabilidad humana: aquella configurada por el cambio climático y la amenaza nuclear. Chomsky destaca tres problemas sustanciales en este escenario: 1) “no tenemos ni idea de cuántos casos hay realmente”; 2) “el asalto neoliberal ha dejado a los hospitales sin preparación”; 3) “esta crisis es el enésimo ejemplo del fracaso del mercado, al igual que lo es la amenaza de una catástrofe medioambiental”.[10] La primera gran lección de la actual pandemia es que estamos ante “otro fallo masivo y colosal de la versión neoliberal del capitalismo”.[11]

 

Desde otra perspectiva, el filósofo francés Edgar Morin, reflexiona sobre los efectos de la epidemia y alerta contra los peligros del darwinismo social, teoría que pretende aplicar los principios de la evolución al desenvolvimiento de la historia social, y la destrucción del tejido público en sanidad y educación: “La unificación técnico-económica del mundo que trajo el capitalismo agresivo en los años noventa ha generado una enorme paradoja que la emergencia del coronavirus ha hecho ahora visible para todos: esta interdependencia entre los países, en lugar de favorecer un real progreso en la conciencia y en la comprensión de los pueblos, ha desatado formas de egoísmo y de ultranacionalismo. El virus ha desenmascarado esta ausencia de una auténtica conciencia planetaria de la humanidad”.[12] La mundialización ha creado un gran mercado global que, a través de la tecnología más avanzada, ha reducido considerablemente las distancias entre continentes. Pero esta reducción de las distancias no ha favorecido un diálogo entre los pueblos. Al contrario, ha fomentado el relanzamiento del cierre identitario en sí mismo, alimentando un peligroso soberanismo.

 

Según Morin, vivimos en un gran mercado planetario que no ha sabido suscitar sentimientos de fraternidad entre los países: “Ha creado, de hecho, un miedo generalizado al futuro. Y la pandemia del coronavirus ha iluminado esta contradicción haciéndola aún más evidente. Me hace pensar en la gran crisis económica de los años treinta, en la que varios países europeos, Alemania e Italia, sobre todo, abrazaron el ultranacionalismo. Y, pese a que falte la voluntad hegemónica de los nazis, hoy me parece indiscutible este cierre en sí mismos. El desarrollo económico-capitalístico, entonces, ha desatado los grandes problemas que afectan nuestro planeta: el deterioro de la biosfera, la crisis general de la democracia, el aumento de las desigualdades y de las injusticias, la proliferación de los armamentos, los nuevos autoritarismos demagógicos (con Estados Unidos y Brasil a la cabeza). Por eso, hoy es necesario favorecer la construcción de una conciencia planetaria bajo su base humanitaria: incentivar la cooperación entre los países con el objetivo principal de hacer crecer los sentimientos de solidaridad y fraternidad entre los pueblos.”[13]

 

Así las cosas, la crisis de la Covid -19, se ha ido profundizando en todas partes, golpeando con más fuerza a los pobres del mundo. Mientras tanto, el capitalismo de catástrofe va en aumento, ya que los especuladores financieros y las empresas transnacionales tratan de sacar provecho de la pandemia. Detrás de ellos están las fuerzas de la extrema derecha, que explotan la crisis para hacer avanzar un programa de intolerancia y xenofobia. La pandemia ha puesto al descubierto los defectos fatales de la “hiperglobalización”: el colapso de la producción “justo a tiempo” -junto con la disminución de la capacidad del Estado y un sector público erosionado por más de medio siglo de privatización- ha resultado devastador para las respuestas nacionales a la crisis sanitaria. Para el filósofo colombiano Jaime Santamaría, el virus dejará al descubierto la situación de precarización del sistema de salud en occidente: “un modelo de prestación de servicios de salud, de corte neoliberal, que no ha podido responder a las necesidades fundamentales de un modo satisfactorio. La corrupción sistemática y endémica del sistema de salud, en casi todo el continente, brillará. Además, quedará bien claro que la salud responde a un acceso diferencial que viene dado por la capacidad adquisitiva. Y no es lo mismo vivir en una ciudad que en una región rural con dificultades de acceso y con problemas de sanidad. Por último, habría que preguntar, en estas coordenadas si podemos confiar en el Estado.”[14]

 

La violencia que el hombre practica contra la naturaleza se la devuelve ésta con mayor fuerza. Esta es la dialéctica del Antropoceno. En esta era, el hombre está más amenazado que nunca. Según el filósofo argentino-mexicano Enrique Dussel, “estamos viviendo por primera vez en la historia del cosmos, de la humanidad, los signos del agotamiento de la modernidad como última etapa del Antropoceno, y que permite vislumbrar una nueva edad de mundo, la Transmodernidad, en la que la humanidad deberá aprender, a partir de los errores de la modernidad, a entrar en una nueva edad del mundo donde, partiendo de la experiencia de la necro-cultura de los últimos cinco siglos, debamos ante todo afirmar la Vida por sobre el capital, por sobre el colonialismo, por sobre el patriarcalismo y por sobre muchas otras limitaciones que destruyen las condiciones universales de la reproducción de esa vida en la Tierra.”[15]

 

El término Antropoceno, es utilizado para designar la era geológica actual que se distingue por el papel central que desempeña la humanidad para propiciar significativos cambios geológicos. Estas transformaciones han sido provocadas por factores como la urbanización, la utilización de combustibles fósiles, la devastación de bosques, la demanda de agua o la explotación de recursos marítimos. Existen evidencias de transformaciones provocadas por las sociedades humanas en la Tierra desde hace miles de años, por ejemplo, con el inicio de la agricultura. Sin embargo, desde hace poco más de una centuria que se hicieron más visibles los impactos en la composición y estructura de todos los elementos naturales que integran el planeta por causas atribuibles al hombre. Sin embargo, hemos vivido en un modelo centrado en la explotación sin precedentes de la Madre Tierra, con la contaminación del agua, la minería voraz, la agricultura industrial y el uso excesivo de pesticidas, entre otras acciones, que han desequilibrado nuestra relación con la naturaleza. Al respecto, Boaventura de Sousa Santos señala: “La naturaleza se defiende y el virus de alguna manera es una defensa, nos está diciendo que este proceso de destruir los bosques y toda la tierra, como lo hemos hecho con este modelo de neoextractivismo, está históricamente condenado y la sobrecarga es tan grande que no se puede aguantar”.

 

Desde una aproximación ética y política, Dussel propone, una reflexión crítica acerca de aquello que ha ocurrido en los últimos cuatro siglos de la modernidad, donde la naturaleza ha sido concebida como un objeto explotable para alcanzar mayor riqueza, donde el individualismo ha predominado y donde la política ha sido utilizada como un medio de dominación. “Lo que revela la pandemia es que nos estamos suicidando […] el virus nos está diciendo: o cambias o te destruyo. […] Debemos hacer una nueva edad del mundo, con una nueva economía, con una nueva política. Hay que definir la política no como dominación, sino como servicio. No como estado de excepción, sino como un instrumento al servicio de la vida de la humanidad y del planeta.”[16] Desde la perspectiva de Dussel, necesitamos construir una nueva civilización basada en la “ética de la vida”. Sousa Santos, al respecto, sostiene: “Me parece una metáfora de pedagogía cruel, ya que si bien nos está impidiendo vivir nuestra vida como la habíamos imaginado, nos está enseñando mucho y sería muy importante que pudiéramos aprovechar este momento para ver lo que nos está intentando decir, por ejemplo, que el modelo de desarrollo que hemos seguido hasta ahora es totalmente equivocado. Por todas estas razones este virus nos está enseñando una serie de cosas que nos van a ser muy útiles, al mostrarnos las venas abiertas de la sociedad colonialista, capitalista y patriarcal en que vivimos ahora.”[17]

 

 

BIBLIOGRAFÍA

 

[1] CHOMSKY, Noam. Pandemia: El análisis de Noam Chomsky. En: https://www.elsiglo.cl/2020/04/10/pandemia-el-analisis-de-noam-chomsky/. Consulta: 24-05-20.

 

[2] NAVARRO, Vincen. Las consecuencias del neoliberalismo en la pandemia actual. https://blogs.publico.es/vicenc-navarro/2020/03/17/las-consecuencias-del-neoliberalismo-en-la-pandemia-actual/?utm_source=facebook&utm_medium=social&utm_campaign=web&fbclid=IwAR05gYbYzxc45N8I6AX2uade0Sg5uqMil63UlOt80rRt0RBb3VNQwzb3hYY. En: Consulta: 17-05-20.

 

[3] GIORGI, Gabriel. Neoliberalismo, pandemias y las éticas del cuidado. https://www.pagina12.com.ar/253987-neoliberalismo-pandemias-y-las-eticas-del-cuidado?fbclid=IwAR0gg3mQj0-qGOFrKVNVyDUOBCt-X4sAXmTUXx6coOlz3bWEnJJhypDXWK4. En: Consulta: 17-05-20.

 

[4] GRAU, Olga. Filósofa Olga Grau y la conexión entre el estallido social y la pandemia: “Pensar lo impensable es un desafío imprescindible”. En: https://www.elmostrador.cl/cultura/2020/03/31/filosofa-olga-grau-y-la-conexion-entre-el-estallido-social-y-la-pandemia-pensar-lo-impensable-es-un-desafio-imprescindible/. Consulta: 06-05-20.

 

[5] KLEIN, Naomi (2009). “La doctrina del Shock. El auge del capitalismo del desastre”. Booklet. Madrid.

 

[6] TORNEL, Carlos. La pandemia y el cambio climático: Reflexiones desde el estado de emergencia. En: https://mx.boell.org/es/2020/04/22/la-pandemia-y-el-cambio-climatico-reflexiones-desde-el-estado-de-emergencia. Consulta: 24-05-20.

 

[7] CARRILLO FARGA, Ana María (2020). Las pandemias que fueron, antiguas cuarentenas y nuevas enseñanzas.

 

En: https://elpais.com/sociedad/2020-04-09/las-pandemias-que-fueron-antiguas-cuarentenas-y-nuevas-ensenanzas.html. Consulta: 08-04-20.

 

[8] CARRILLO FARGA, Ana María (2020). Las pandemias que fueron, antiguas cuarentenas y nuevas enseñanzas.

 

En: https://elpais.com/sociedad/2020-04-09/las-pandemias-que-fueron-antiguas-cuarentenas-y-nuevas-ensenanzas.html. Consulta: 08-04-20.

 

[9] CHOMSKY, Noam. Noam Chomsky sobre el coronavirus. En: https://sociales.uexternado.edu.co/filosofia/noam-chomsky-sobre-el-coronavirus/. Consulta: 07-05-20.

 

[10] CHOMSKY, Noam. Noam Chomsky sobre el coronavirus. En: https://sociales.uexternado.edu.co/filosofia/noam-chomsky-sobre-el-coronavirus/. Consulta: 07-05-20.

 

[11] CHOMSKY, Noam. Noam Chomsky sobre el coronavirus. En: https://sociales.uexternado.edu.co/filosofia/noam-chomsky-sobre-el-coronavirus/. Consulta: 07-05-20.

 

[12] MORAN, Edgar. Edgar Morin: “Vivimos en un mercado planetario que no ha sabido suscitar fraternidad entre los pueblos”. En: https://elpais.com/cultura/2020-04-11/edgar-morin-vivimos-en-un-mercado-planetario-que-no-ha-sabido-suscitar-fraternidad-entre-los-pueblos.html. Consulta: 11-04-20.

 

[13] MORAN, Edgar. Edgar Morin: “Vivimos en un mercado planetario que no ha sabido suscitar fraternidad entre los pueblos”. En: https://elpais.com/cultura/2020-04-11/edgar-morin-vivimos-en-un-mercado-planetario-que-no-ha-sabido-suscitar-fraternidad-entre-los-pueblos.html. Consulta: 11-04-20.

 

[14] SANTAMARÍA, Jaime. Covid- 19 y la filosofía: pensar en medio de la catástrofe. En: https://campestre.edu.co/2020/04/17/jaime-santamaria-covid-19-y-la-filosofia-pensar-en-medio-de-la-catastrofe/. Consulta: 10-05-20.

 

[15] DUSSEL, Enrique. Cuando la naturaleza jaquea la orgullosa modernidad. En: https://www.jornada.com.mx/2020/04/04/opinion/008a1pol. Consulta: 27-05-20.

 

[16] DUSSEL, Enrique. Una mirada de cerca a los hospitales en China construidos para controlar la pandemia del COVID-19. En: https://www.archdaily.co/co/937687/una-mirada-de-cerca-a-los-hospitales-en-china-construidos-para-controlar-la-pandemia-del-covid-19?ad_medium=widget&ad_name=navigation-prev.  Consulta: 29-05-20.

 

[17] DE SOUZA SANTOS, Boaventura. Reflexiones de Boaventura de Sousa Santos acerca de la pandemia. En: file:///C:/Users/Javier%20Rodrizales/Downloads/NTX-771459.html. Consulta: 04-06-20.

 

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